Le faltaba un pedazo esencial por una buena razón.
Al pasar por la Avenida 9 de julio en Bueno Aires, Argentina, mucha gente fue testigo de un extraño fenómeno que en principio no tuvo mucho sentido.
¿De qué se trató? Al famoso y emblemático monumento de la ciudad conocido como el Obelisco, le faltaba un pedazo esencial: la punta.
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Pedro Lázaro Fernández
El misterioso hecho, sin duda alarmó a muchos, pero la causa de esto fue realmente increíble.
El obelisco no desapareció y tampoco fue robado, como muchos creyeron. Su desaparición fue el resultado de una obra de arte llamada “La democracia del símbolo”.
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El artista responsable detrás de la obra: Leandro Erlich
Pero, ¿cómo logró el artista desaparecer la punta de este emblemático monumento? No la cortó y tampoco la movió. El artista, creó una ilusión óptica. Junto a un grupo de ingenieros y asistentes, puso por encima de la punta real del Obelisco, una construcción que la ocultaba e imitaba al material del monumento. Es decir, escondió la punta bajo un “tapón” de metal y que pesaba nada más y nada menos que 3 toneladas.
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La obra, que fue planeada durante un año, no llegó hasta ahí.
Podría decirse que esta fue una exposición a dos tiempos. El primer tiempo ocurría justo ahí en el Obelisco, y el segundo, se dio en el exterior del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Allí el artista expuso aquella punta que todos los ciudadanos y turistas buscaban sorprendidos. Por supuesto, no era la punta real. Era una réplica exacta a escala real.
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Lo que el artista intentaba con esto, era generar o democratizar el acceso a este símbolo de la ciudad.
En otras palabras, quiso posibilitar la fantasía de conocer el Obelisco por dentro. Por esto, creó la replica de la punta en la cual, todos los ciudadanos, podían entrar y observar en pantallas las cuatro perspectivas (en video) a las que apunta el Obelisco en Buenos Aires.
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Para la tranquilidad de todos, el Obelisco sigue intacto:
Dejó a más de uno confundido, pero sin duda valió la pena.