La vida no le alcanzará para verla terminada.
Cuando Justo Gallego empezó su proyecto, todos decían que estaba loco. Ahora, después de 53 años, probó al mundo que con dedicación y esfuerzo constante, las cosas son posibles. Sin entrenamiento formal en construcción y arquitectura, este hombre dedicó prácticamente su vida entera a construir (con sus propias manos), una catedral en Madrid, España.
Todo empezó en 1963.
En ese entonces, Gallego era joven (37 años) e impulsado por su fé, decidió arriesgarse.
Invirtió 53 años de su vida y hoy a sus 90 años, sigue trabajando en una catedral que tiene: salones parroquiales, claustros, baptisterio, una cúpula y una cripta.
Y probablemente lo hará hasta que su cuerpo se lo siga permitiendo.
Gallego sabe que su construcción no estará lista mientras él esté vivo, pues aún queda mucho por hacer.
Pero tiene la esperanza, de que después de su muerte, alguien se haga cargo.
“A mi me gustaría que me enterraran en esta catedral. Es muy importante para mi”.