Debo confesar que NUNCA fui el mejor ejemplo de hijo.
Por alguna razón, hoy amanecí con ganas de pedirle perdón a mis padres. No es por algo que haya hecho recientemente, sino que es por todas esas cosas, grandes y pequeñas, que hice antes de cumplir los 18 años y que pudieron causarle daño a ellos. Sé que esto no cambiará mi vida, ni menos la de ustedes, pero se trata de un ejercicio que todos deberíamos hacernos en algún momento de nuestras vidas, sobre todo cuando ya somos adultos y vemos como aflora en nosotros la idea de ser padres.
Pero bien, no los quiero aburrir demasiado, y mejor los dejó con las 30 cosas por la que les pediría perdón a mis padres.