Estos humildes habitantes de Zambia no dejan que sus pocos recursos les impidan pasear con sus hijos de una forma práctica y segura. Sorprendieron con su ingenio.
“Donde hay voluntad hay un camino”, afirma un popular y tradicional dicho que aplica perfectamente a los pobladores de esta pequeña aldea en Zambia.
Acostumbrados a vivir de la tierra y sin muchos lujos, estas personas han demostrado que la raza humana es capaz de lograr cualquier objetivo con muy pocos recursos, siempre y cuando exista la voluntad y la creatividad para salir adelante.
¿No hay agua potable? Los campesinos viajan a buscar agua al río más cercano hasta que logran instalar un pozo para sacar agua limpia para poder consumir.
¿Quieren jugar pero ni siquiera tienen pelotas? Piedras, verduras y frutas sirven como balones para cualquier actividad.
¿No hay refrigeración para alimentos? Un hoyo en el piso y una jarra de greda son suficientes para mantener los alimentos frescos y sin insectos por días.
Y ante el problema de pasear a sus hijos de manera segura y eficientemente, estos aldeanos lograron otra genial solución que ha impactado al mundo gracias a su creatividad e ingenio.
Si bien en el mundo occidental tenemos coches especializados -y costosos- para llevar a nuestros bebés a donde vayamos nosotros de una forma fácil, estos aldeanos no gozan de este privilegio, por lo que tuvieron que inventar un paseador que cumpla esa función y sea accesible.
Para esto, los hombres y mujeres de Zambia dieron con un diseño perfecto, fácil de hacer y hecho de materiales fáciles de conseguir.
Palos de bambú amarrados con cuerdas y calabazas en forma de ruedas, más una tela para que los niños se sienten, fue todo lo que estas personas necesitaron para diseñar un eficiente y práctico coche para bebés que hace que los largos traslados a los pueblos y otros lugares sean mucho más llevaderos.
La simple y genial solución, sobre todo el uso de calabazas como ruedas, fue ampliamente celebrada en internet, donde miles de personas aplaudieron el ingenio de estos pobladores y aprovecharon de agradecer por las cosas que damos por sentadas pero que son verdaderos lujos.
Estos ingeniosos luchadores demuestran con creces que la raza humana puede superar cualquier situación y obstáculo usando su creatividad y deseos de sobrevivir. Son un verdadero ejemplo viviente del dicho “donde hay voluntad, hay un camino”.