Kit Porritt (Suffolk, Inglaterra) supo llevar bien el bullying en su escuela y que lo confundieran con una niña para ofrecerle modelar en un catálogo; la historia de una chica que perdió su pelo por una quimioterapia lo conmovió y decidió ayudar con valentía a la causa.
La historia que les contaremos a continuación está protagonizada por un pequeño de 10 años llamado Kit Porritt, uno de los más nobles y valientes que hayamos visto en el último tiempo.
Kit, oriundo de Suffolk (Gran Bretaña), llevaba dos años seguidos dejándose crecer el pelo, pero no por una razón estética o por pereza. Aunque en un comienzo le gustaba su aspecto, hubo una razón que lo llevó a dejarlo crecer aún más.
El pequeño sufrió de mucho bullying en la escuela por su pelo. Los niños no estaban acostumbrados a ver a un chico con el pelo tan largo y le decían que tenía “cabello de niña”. Pero Kit nunca se dejó amedrentar, ya que estaba siguiendo los pasos de uno de sus ídolos.
“Realmente no me molestaban las bromas. Muchas personas pensaban que me veía como una niña, pero quizás nunca habían visto antes una foto de Kurt Cobain”.
Kit Porritt a The Epoch Times
Sin embargo, todo cambió cuando Kit conoció la historia de una niña diagnosticada con cáncer, que estaba perdiendo su pelo debido a la quimioterapia. El pequeño blondo se conmovió con el relato, que lo hizo “sentirse triste”, así que decidió seguir creciendo su pelo para eventualmente donarlo.
Sin contarle a nadie, Kit pasó alrededor de un año y medio sin cortar su cabello y tomándoselo en un pequeño moño de vez en cuando. Después de ese lapso de tiempo, decidió contarle a su madre su deseo: que ese pelo fuese usado en una peluca para un paciente de cáncer.
“Es valiente, arriesgado, testarudo y determinado, pero además es excepcionalmente empático y sensible, así que este tipo de desafíos están hechos para él”.
Ellen Widdup, madre de Kit, a The Epoch Times
Kit aguantó bastante y con el mejor de los ánimos su etapa de pelilargo, y cuenta que incluso lo confundieron para ofrecerle modelar en un catálogo de ropa para niñas. Y cuando su pelo llegó a un largo de 25 centímetros, llegó la hora del corte.
El pequeño se cortó prácticamente toda la melena y la donó a la fundación británica The Little Princesses Trust, que se encarga de fabricar pelucas con cabello real para niños y jóvenes víctimas del cáncer y la pérdida de pelo. Kit estaba muerto de la risa mientras le hacían el corte, sabiendo que era por una noble razón.