A cualquiera se le arruga el corazón.
En la mañana del pasado 29 de noviembre el mundo despertó y quedó consternado con la trágica noticia de que un avión, que transportaba al equipo de fútbol brasileño Chapecoense, se había precipitado a tierra en Colombia, acabando con la vida de 71 pasajeros.
El equipo de fútbol se trasladaba a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional. Tan solo tres jugadores sobrevivieron junto a tres tripulantes más, el resto -incluido una veintena de periodistas y personal de la aerolínea- fallecieron. En total fueron 71 muertes.
La tragedia conmocionó al planeta entero. Los restos del avión, que cayó en una zona boscosa próxima a Medellín, aún conserva restos de los objetos que transportaba.