“Yo no lo salvé, él me rescató a mí”, cuenta su dueña.
Molly Lichtenwalner sufre de ansiedad y a pesar de ser una joven bastante activa, feliz y apasionada, sentía que le faltaba algo. El día que vio por primera vez a su gato Otitis se enamoró profundamente de él. A pesar de ser un felino sin orejas, sordo e ignorado por muchos, ella decidió adoptarlo. Lo que nunca se esperó es que le cambiara la vida.
Todos conozcan al tiernísimo Otitis, el gatito que se quedó sin orejas a causa de quistes.