Paul “Pen” Farthing (Gran Bretaña) fundó la organización Nowzad hace 15 años y, a la fecha, cuida a más de 180 animales en la capital afgana además de haber formado a las primeras mujeres veterinarias del país. Por lo mismo, teme por el futuro de las 71 personas que trabajan día a día a su lado cuidando a los animales callejeros.
En estos momentos, Afganistán está viviendo una de las crisis políticas y humanitarias más complejas de su historia. Si bien siempre han sido un territorio con conflictos internos y externos, el avance y toma de poder de los talibán ha puesto un panorama real de incerteza en el país.
Además de plantear un escenario tremendamente complejo y degradante para las mujeres —por las creencias religiosas de los talibán—, entre otras amenazas, hay un caso en particular que llamó la atención de los medios.
Les presentamos a Paul “Pen” Farthing, un veterano de la Marina Real británica que sirvió a su país en territorio afgano a mediados de los 2000, pero que destacó más por otra cosa: su amor y pasión por el cuidado de los animales callejeros del país.
En 2006, Pen y sus tropas separaron una pelea de perros y uno de ellos lo terminó siguiendo hacia el campamento en el pueblo de Nawzad. Ese fue el comienzo de una relación determinante para ambos: él lo adoptó, lo bautizó como Nowzad y cuando le tocó volver a su país, lo hizo con su nueva mascota.
Esa gestión lo inspiró para reunir a más soldados hombres y mujeres con los animales que los habían acompañado durante su servicio en Afganistán, y así fue como nació la protectora animal Nowzad, bautizada en honor a su perrito rescatado. Al día de hoy cuidan a más de 140 perros y 40 gatos, y han logrado juntar nuevamente a cerca de 1.600 soldados con sus animales respectivos.
Dicho esto, Pen hizo un pedido muy emotivo a las autoridades británicas que están a cargo de evacuar gente del país: que, por favor, lo ayudaran a sacar al personal afgano de la caridad y les dieran asilo en el Reino Unido.
La organización caritativa tiene a 71 ciudadanos afganos trabajando en dicho país, y para Pen es imperioso que los saquen de la zona de conflicto: dice que no los va a abandonar para que terminen “sufriendo el destino que les puso Occidente”. A su vez, la clínica de la organización entrenó a las primeras veterinarias mujeres certificadas del país, pero ahora Pen teme por sus futuros respectivos.
“No creo que haya palabras para describir lo que ellas están sintiendo en este minuto. ¿Qué le dirías a alguien que probablemente será obligada a casarse con un guerrero talibán y terminará viviendo en casa, sin poder salir y sólo criando a niños junto a una pareja que detesta absolutamente?”
—Paul “Pen” Farthing a BBC—
BBC reportó que la oficina de extranjería del Reino Unido se contactó con él para brindarle ayuda con el traslado, pero aún no ha habido noticias. Y esperamos de verdad que tanto él como las 71 sacrificadas personas de su organización puedan estar tranquilos en un futuro.