Los pocos sobrevivientes estaban desesperados. Algunos habían conseguido escapar y deambulaban por la granja, buscando alimento entre las heces. Otros seguían en jaulas, haciendo agujeros para poder salir y escapar de este infierno. Afortunadamente varios de ellos fueron salvados.
La situación es lamentable. Los derechos de los animales (si es que los tienen) son vulnerados como si se tratase de cualquier objeto. En muchísimas industrias donde se trabaja con ellos, son vistos como un producto, tal como ocurrió en esta granja de Durzyn (Polonia).
La organización animalista Otware Klatki (Open Cages) rescató a varios zorros desde una granja de pieles, clandestina y abandonada. La gran mayoría de los animales había muerto, pero otros seguían luchando por escapar de ese infierno. Estaban hambrientos, deshidratados y heridos, muchos por tratar de romper sus jaulas. Hacían agujeros para poder salir.
Todo comenzó con una denuncia de vecinos del sector, que habían notado una decena de zorros deambulando sin rumbo. Cuando llegaron, la sorpresa fue mayúscula.
La desesperación y dolor que se percibía en el lugar eran terribles. Los voluntarios decidieron documentar la intervención tomando fotografías, en una de ellas puede verse a un zorro sediento, intentando alcanzar una gota de agua del techo.
La mayoría de los animales ya había perdido la vida, ya sea por la electrocución (método usado para matar a los zorros antes de quitarles la piel), o por hambre y sed.
Vivos y muertos convivían en las mismas jaulas.
Algunos efectivamente había logrado escapar, Dios sabe cómo. En “libertad”, deambulaban por la granja buscando comida y agua.
También había mapaches.
Muchas granjas de zorros también tienen otras especies, cotizadas por su pelaje.
Resulta que, según pudieron averiguar, el dueño de la granja terminó en prisión. A cargo de los animales quedó una persona que los alimentaría y cuidaría, pero nada de eso ocurrió.
Había más de 200 zorros en el lugar, además de dos mapaches. Solo 50 pudieron sobrevivir, de los cuales 18 fueron tomados por la agrupación animalista.
Aquellos que no murieron, salieron adelante principalmente porque se alimentaron de la carne de sus hermanos.
Este lugar era literalmente el infierno.
Pero entre tanta maldad, siempre hay luces de esperanza. Almas bondadosas, como los rescatistas que tomaron a muchos de estos animales y los pusieron a salvo.
Todos los rescatados están con problemas de salud, bajo constante observación veterinaria.
Sus dientes estaban rotos, sus cuerpos desnutridos y todo tipo de lesiones.
Polonia es uno de los países que más exporta pieles al mundo. Afortunadamente hace unos pocos meses, el gobierno de turno presentó un proyecto de protección animal, donde se incluye la prohibición de cultivo de pieles.