Lada no recibía ni un mínimo de atención ni alimento por parte de su dueña, y su estado era cada vez peor. Por fortuna, una vecina se preocupó de ella y contactó a la gente indicada para sacarla del calvario y darle una nueva oportunidad en la vida.
Lamentablemente seguimos conociendo historias de abandono animal, una pena que nos llega hasta lo más profundo del alma.
Esta vez nos iremos a Ucrania, donde una suscriptora del canal Love Furry Friends en YouTube les hizo llegar el registro de una perrita de su barrio.
Las imágenes eran crudas: la peluda tenía unos cinco años y había estado toda su vida encadenada fuera de casa, lo que se notaba en su desnutrición y su piel corroída por el sarna. Era evidente que su dueño/a no le daba ningún tipo de cariño o cuidado.
La vecina se acercaba constantemente a la casa de la perrita para entregarle lo poco de comida que podía costear, un par de trozos de pan solo; la perrita se los engullía sin siquiera masticarlos. Fue en ese minuto cuando la mujer decidió contactar al mencionado canal de YouTube, cuyos miembros se comprometieron a aparecer al día siguiente para rescatar al animal.
Las mujeres encargadas del canal llegaron entrada la noche al domicilio de la perrita y, luego de un buen rato de conversación, lograron convencer a su dueña para que se las entregara.
Fueron horas de conversación y convencimiento, en las que le comentaron a la dueña sobre el pésimo estado del perro y el posible lío legal en el que se metería si no se las entregaba; ellas estaban decididas a llevársela de ese ambiente hostil, y así fue.
Lo mejor fue la reacción de la pequeña perrita, que levantó su cabeza para mirar a sus rescatistas, así como entendiendo por qué estaban allí y agradeciéndoles por su tiempo. Luego de un par de caricias y de quitarle la cadena —por primera vez en 5 años—, se la llevaron al veterinario para un primer chequeo. En el camino, la bautizaron como Lada.
El examen médico confirmó lo sospechado: Lada tenía una infección a su piel, causada por pulgas; como no fue tratada en este sentido durante tanto tiempo, su pelaje y piel estaban realmente deteriorados. Pero el cariño que le estaban dando tanto el veterinario como sus rescatistas era suficiente para que moviera su cola de felicidad.
La pequeña tiene que estar un mes más en la clínica, ya que su caso requiere tratamiento constante y aún tiene que estabilizar su peso.