¡Quiero ir ya!
Desde que vi la película “Un verano en pantalones” (o “Verano en vaqueros”, si prefieren), supe que ese tenía que ser mi próximo viaje al paraíso. Por supuesto, a esa edad aún no conocía suficientes “paraísos terrenales”, por lo que mi emoción fue francamente genuina cuando logré cumplir ese sueño.
Realmente, si hubiese podido, yo me habría quedado para siempre. ¡Y no me habría molestado alimentarme eternamente de ese suave, cremoso y delicioso yoghurt griego!
En definitiva, que Grecia tiene todo lo que un turista puede querer y más:
1. Vasijas y esculturas inspiradas en la antigüedad helénica
La rica cultura griega se ve refleja en los mercados de artesanía. La multitud de obras de arte presentes en los museos ha inspirado toda clase de artículos, y los turistas pueden acceder a preciosos trabajos a mano que nos recuerdan su época dorada.
2. El agua más cristalina de todas
Solo dejaré esta foto por aquí…
3. El vino, el aceite de oliva, la miel, las especias y las aceitunas…
¡Hay tantas delicias circulando que probablemente te falten días para probarlas todas!
4. Las mejores postales del mundo
Porque de verdad, este punto no necesita explicación. ¿Pueden haber paisajes más pintorescos que los que ofrece Grecia y sus pequeñas islas?
5. Imponentes recordatorios de la arquitectura antigua
Pasear por Grecia implica dar con todo tipo de templos, sobre todo en ruinas, pero muchos intactos sustancialmente. Echar una ojeada al pasado e imaginarse cómo habría sido esa época en la que se adoraban a diferentes dioses y se vestían con holgadas túnicas blancas…
6. El delicioso queso feta
Este clásico de Grecia se fundamenta en la cuajada del queso que se cura en salmuera. Se remonta a la Antigüedad clásica, donde se elaboraba generalmente con leche de oveja. Tiene un sabor intenso y bien definido.
7. Los sabrosos gyros
Esta delicia gastronómica consiste en carne asada verticalmente en un horno que se sirve con salsas, tomate, cebolla y otros vegetales sobre un crujiente pan pita.
8. Y por supuesto, su inigualable yoghurt griego
Los orígenes del yoghurt griego no están del todo claros, aunque se cree que llegó al Mediterráneo en algún momento de la Edad Antigua por obra de los turcos. En Grecia el consumo de yoghurt se extendió rápidamente y su uso en la gastronomía local floreció notablemente. Lo cierto es que es simplemente delicioso: sabroso, denso de cuerpo y muy cremoso…
¡Una auténtica maravilla!