Para muchas hablar de la zona V, puede ser incómodo o vergonzoso, pero en realidad, esto sólo hace que exista desinformación acerca de un tema del que todos necesitamos saber mucho más. La zona íntima de la mujer puede parecer algo compleja, pero la verdad es que no es mucho lo que hay que hacer para mantenerla saludable.
Sigue estas simples recomendaciones y ya verás que tu zona V nunca será un problema.
1. Menos es más
Así, tal cual, entre menos te metas con ella mejor. Tu zona V tiene sus propios mecanismos de limpieza, por lo que no necesitas limpiarla en exceso, ya que es capaz de mantener un pH balanceado sin tu ayuda y así prevenir infecciones. Aunque claro, a veces puede que necesitas una mano extra.
2. Jabones sin químicos
Si, una lástima, sabemos que son agradables, pero los jabones con demasiados químicos pueden provocar irritación o reacciones alérgicas en tu zona V, ya que esta está compuesta por los tejidos más sensibles del cuerpo, por lo que entre menos perfumes y químicos, mejor.
3. Dile NO a la ropa interior apretada
Si tienes ropa interior que te aprieta o te incomoda, no esperes más, ¡arrójala! No le haces ningún favor a tu zona V ni a ti misma. La vagina necesita respirar, porque si no lo hace, es más propensa a contraer infecciones, por lo que los expertos recomiendan que sin importar el modelo, uses ropa interior cómoda y hechas con telas respirables, preferiblemente algodón.
4. Sécala con gentileza
La misma regla para lavarla, aplica para secarla. No pongas tanta energía al pasarte la toalla por tu zona V después de la ducha, recuerda que es piel muy sensible y si la frotas con demasiado ímpetu puede irritarse. Lo único que tienes que hacer es secar el área suavemente con una toalla limpia, incluso puedes hacerlo con una secadora en el nivel más bajo y la distancia apropiada.
5. Usa protectores diarios (sí, a diario)
Los protectores diarios están diseñados para mantener una buena higiene íntima. No sólo ayudan a mantener seca y fresca tu zona V, sino que también evitan las infecciones. Ahora bien, debes recordar que para que te entreguen todos sus beneficios de la manera correcta, es necesario cambiarlos cada 4 o 5 horas, ya que a lo largo del día la humedad, el flujo y el sudor pueden crear bacterias.
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