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Ignacia Valdés no tiene esa clásica historia de las películas. Esa en la que la protagonista hereda de sus padres el amor por el deporte y comienza a practicarlo desde niña. Esa que se crió en Hawaii, en contacto con las olas, y se enamoró del surf…

No, para ella todo comenzó hace poco, pero su evolución ha sido gracias a su dedicación y trabajo constante. Hoy por hoy, la chilena de 25 años es un personaje destacado en este deporte a nivel nacional.  Su introducción en este deporte llegó hace poco más de 5 años. Pasaba un fin de semana en familia en la playa Chigualoco, de la región de Coquimbo, cuando su hermano le prestó una tabla medio vieja y magullada.

La adrenalina de estar enfrentando la fuerza del océano y de ver el mundo desde otra perspectiva, fue lo que la enganchó a esta disciplina.

Se extraña el bikinazo #bigwaves & #bikini @deheeckeren

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La kinesióloga de profesión y bailarina de ballet por hobby, ha indicado que, como en todos los nuevos retos, al principio no fue fácil: el surf es un deporte duro, que implica grandes sacrificios. Pero ella sabía que nada la detendría, pues quería para llegar a su meta: destacar como surfista profesional. Primero entrenaba solo los fines de semana, pero poco a poco se involucró más y comenzó a entrenar de viernes a lunes.

¡Y al parecer, la perseverancia y las ganas de sobresalir la han hecho avanzar muy rápido!

Pero por si aprender una disciplina tan complicada no fuera suficientemente difícil, ella decidió ir más allá. Comenzó a interesarse por el “Surf de olas grandes”, en el que se ha especializado y que hace un año la hizo aparecer en video en el prestigioso sitio de WSL Big Wave Awards, con una ola que tomó a la perfección en Punta de Lobos, Pichilemu:

Aunque su principal meta es combinar el surf con la kinesiología y tener una vida tranquila junto al mar, ella se prepara arduamente para progresar en este deporte. Incluso ha visitado Hawái para aprender con leyendas del surf y tomar olas legendarias de ese país, cuna de esta disciplina.

Los objetivos de esta chilena que divide su tiempo entre la vida en ciudad y la playa son, a largo plazo, pasar por completo bajo un tubo gigante y claro, nunca dejar de surfear.

“Espero llegar a los 80 y estar adentro del mar con un longboard corriendo olas chiquititas, no olas mutantes que estoy tratando de correr ahora, pero siempre conectada al mar que es mi primera fuente de energía libre, todos la pueden tener”.

-Ignacia Valdés-

Nosotros estamos seguros de algo: hay que tener talento y perseverar mucho para sobresalir en uno de los deportes más complicados del mundo. Justo como Ignacia lo hace.

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