Si bien la tecnología avanza a pasos agigantados, es la Realidad Virtual la que se está llevando todo el protagonismo en estos últimos años.
Los niños ya no se conforman con los videojuegos o con pasar tiempo delante del ordenador. Es más, el solo hecho de que un dedo los separe de la tecnología hace que ellos pierdan un poco el interés. Sin embargo, toda la revolución del VR ha abierto una nueva dimensión que abarca mucho más que el entretenimiento. Dado el gran impacto que tiene en nuestro cerebro, uno de los campos donde cada vez se usa más es en el de la educación.
Y es que la experiencia que se vive a través de esas gafas ha logrado desarrollar capacidades dormidas de las personas, sobre todo de los niños, quienes tienen más posibilidades de asimilar información que los adultos al estar en pleno periodo de aprendizaje.
¿Qué pasa en el cerebro de los niños cuando se exponen a la tecnología VR?
Es curioso como sucede: entra en acción la parte primitiva de nuestro cerebro, donde está el instinto, y este desobedece a nuestra parte racional del cerebro. Aún y sabiendo que en realidad no estamos volando en ala delta o sentados en lo alto del Cañón del Colorado, por poner ejemplos de experiencias VR, la parte instintiva de nuestro cerebro nos hace reaccionar casi como si la situación fuese real.
Y es que el cerebro solo ve que estás corriendo un peligro, o que estás viendo un vacío, inseguridad, y tiende a proteger a la persona.
Por esa razón, las experiencias virtuales suelen ser mucho más enriquecedoras cuando se trata de un modelo de aprendizaje.
“La Realidad virtual facilita a los alumnos las habilidades asociadas a tareas como explorar, comunicar, analizar, interpretar y resolver problemas”
Alicia Cañellas – All VR Education
Y es que hoy, las herramientas de aprendizaje más importantes no tienen que ver con libros, cuadernos y lápices, sino con experiencias con las que cada niño pueda aprender y desarrollar sus capacidades cognitivas.