Sabemos que la decoración en nuestro hogar plasma parte de nuestra personalidad. Y hablamos de cada rincón, desde la tabla que usamos para los aperitivos hasta el recibidor.
Pero encontrar nuestro diseño ideal no es difícil. La clave es darse cuenta en que no hay solo una manera y acá te explicamos cómo hacerlo.
Partamos por reconocer que existen distintos tipos de estilo de decoración que podemos ver en muchas revistas o inspiración online. Hablamos de, por ejemplo, el nórdico, uno de los favoritos donde priman elementos como la luz natural y la madera. También existe el minimalismo, que tiene el objetivo de ganar funcionalidad, sobriedad y mayor espacio al decorar con el menor número de elementos posibles. Mientras, al otro extremo, está el maximalismo, con la intención de exaltar la ornamentación, sin importar la funcionalidad.
Existen muchos más, pero cuando los vemos, nos quedamos pensando en cómo rescataríamos algo de cada uno para mezclarlo… ¿no es así?
Bueno, es que hoy en día, no hay necesidad de restringirse a un solo estilo de decoración para aplicar en nuestro hogar. Para conseguir nuestro sello único y llevar nuestro estilo más allá, podemos atrevernos y realizar una mezclas de distintos estilos.
Y, si lo piensas, tiene mucho sentido. No se trata de hacer una mezcla sin pensarlo antes sino de reconocer y descubrir qué nos gusta para ir aplicándolo a distintos rincones. Para eso, lo primero que debemos hacer, es encontrar aquellos colores que más nos agradan y que podemos combinar en todas las instancias.
Una vez que tengamos una paleta armada, nos queda explorar texturas y materiales.
Es posible mezclarlos todos dentro del mismo lugar, en cualquier momento. Por ejemplo, a la hora de armar una mesa para recibir a nuestra familia durante un almuerzo al aire libre, tenemos que dejar nuestra mente volar. Una gran idea es combinar el lino, la madera y la cerámica, materiales que no pensaríamos podrían ir juntos, pero al unirlos forman una decoración entretenida y con cada uno de ellos siendo protagonistas.
Y podemos hacer algo completamente distinto para otros rincones, como el espacio de home office en nuestro hogar. Para hacerlo más cálido, una buena idea es tomar piezas con distintas geometrías en tonos sobrios como el blanco y el negro. Sin embargo, para otorgarle un toque diferente, los acompañamos con detalles en colores vibrantes, como flores o pequeñas piezas doradas.
Al atrevernos y rescatar lo que más nos gusta de cada estilo, estamos plasmando un sello propio en cada rincón de nuestro hogar.