A veces me pregunto ¿quién eres realmente? o ¿qué fui para ti?
Pasa el tiempo y sigo sin poder entender qué fue lo que nos unió o peor aún, qué fue lo que un día nos alejó.
No entiendo el comportamiento de los seres humanos en estos casos; te conocí, nos caímos bien y decidimos iniciar una buena amistad. Después de ser grandes amigos y compartir una gran confianza y muchos buenos momentos de compañerismo, un día se te ocurre decirme que te gusto y que podríamos ser algo más. Cualquier persona hasta este punto diría que todo pinta para bien, pero la realidad no fue así.
@sandra_gajarova
Pasamos semanas, meses, compartiendo momentos lindos, alegres, románticos; algunas discusiones y una que otra inconformidad, pero nada fuera de lo normal. Conocíamos cada vez más del otro y no podíamos estar una hora sin enviarnos un mensaje. Admito que mis nervios aumentaban al estar junto a ti y el darme cuenta que de pronto perdieras tu mirada en la mía, me hacía sentir especial, pero y ¿eso qué?
Si estábamos escalando niveles, ¿cómo fue que todo acabó sin darnos cuenta? La respuesta: Tú.
Después de todo el tiempo compartido, llegó el momento en el que empecé a abrir los ojos y ver la realidad de las cosas. Definitivamente estabas muy lejos de ser lo que yo creía.
@sandra_gajarova
Ahora me doy cuenta que los amores que nunca fueron tienen un objetivo principal en nuestras vidas: ayudarnos a identificar quién no vale la pena, con pequeñas enseñanzas que si bien, duelen, nunca se podrían comparar con el sufrimiento de un amor que fue, duró y no resultó ser sincero.
Ya depende de cada uno de nosotros si tomamos a consideración lo que nos depara el destino y aprendemos de eso, o si nos gusta la mala vida y nos mantenemos en constante repetición de errores.
Hoy por lo pronto, te escribo a ti, mi querido amor que nunca fue, deseándote que aprendas a querer sin medida, que te muestres tal cual eres, sabiendo que la persona que te quiera no te va a juzgar, porque un día, alguien podría hacer de tu cariño algo inconcluso, algo que no será y entonces sabrás, que nada valió la pena.