Colaboración por Nathalia Montiel
Soy de esas personas que creen que todo pasa por algo, y ese algo siempre dará un resultado mejor. Amante de las aventuras, del deporte, de mi familia. Amante del amor y enamorada de la vida.

Dos nuevas historias se juntaron. Historias completamente diferentes que comenzaron a superarse, nunca a desaparecer.

Hace unos años tuve una relación importante. Fue la primera y pensé que todo saldría bien. Básicamente era todo perfecto, hasta que, de un día para otro, todo cambió. Nuestro futuro no estaba destinado a ser y todo acabó. Sin duda, fue algo difícil por un tiempo, no soportaba la idea de que todo lo bueno que tenía se convirtiera en llantos y lamentos, incluso juzgándome e intentando darle infinidades de respuestas a lo que solamente tenía una: no era la persona indicada. Luego de años, seguía pensando en él y cuestionándome todo. Aunque claro, pude seguir con mi vida, con mis estudios, comencé a hacer deporte, pero había algo que faltaba; era un vacío inexplicable que hacía que pensara que no volvería a sentirme “feliz”, así tal que ni con todo el helado y chocolate del mundo podría llenar, y eso que la comida era y seguirá siendo mi mejor amiga.

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@Bayan_kimliksiz

Pero cuando ya casi había tirado la toalla, y creía que todo estaba perdido, sin pensarlo un día me llamó la atención un hombre. No sé qué tenía, no sabía por qué me gustaba mirarlo, no entendía qué era lo que había llamado tanto mi curiosidad, pero ahí estaba yo, como una tonta sin dejar de prestarle toda mi atención. Todos los pensamientos que iban dirigidos al que era mi ex, iban desapareciendo brusca y rápidamente solo por el hecho de sentirme una psicópata ante este nuevo ser.

Tenía miedo de pensar que todo volvería a pasar tal cual mi relación anterior, creyendo que algo estaba bien y al día siguiente se derrumbara. Estaba asustada pensando que yo no era merecedora de nadie y que nadie podría valorarme como mis amigos decían. Pero de a poco, me fui rindiendo ante otro sentimiento que empezaba a abordarme, la curiosidad de amar otra vez, y un pensamiento en mi cabeza se hizo parte de mí: “todo lo nuevo, siempre es mejor”. 

Era raro, de pronto mi ánimo cambió, mi ego se elevó de la nada, me comencé a querer de nuevo y por fin, mi mente y corazón volvió a latir pero por otra razón. Estaba a punto de conocer otro significado de felicidad, un nuevo y mejor significado.

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@vogueisme

Al tiempo, comenzamos a salir, él ya sabía mi historia y yo la de él. Historias completamente diferentes que comenzaron a superarse, nunca a desaparecer. Fue la única persona con la que olvidé lo mal que lo había pasado antes de conocerlo. Nos hicimos pareja, todo iba perfecto y me refiero a una perfección completamente diferente; ¿Discutíamos? Si, lo hacíamos. ¿Éramos celosos? Ambos lo éramos. Pero ante eso y mucho más, todo nos complementaba, hacíamos el mismo deporte, teníamos edades similares, nos gustaban las aventuras, ¡nos encantaba comer! Y a cada problema que tuviéramos, una sonrisa era motivo de reconciliación inmediata. Y a pesar de las discusiones absurdas entre nosotros, siempre existió el amor que hacía ganar todo, nos turnábamos para agachar la cabeza y esconder el orgullo ante el otro. A la vista de otras personas, nuestra relación era difícil, él era el inmaduro y yo la enojona, pero para quienes vivimos ese amor, es decir él y yo, todo se podía arreglar y hacerlo sentir lo más maravilloso de la vida. Adoraba ver sus ojos, acariciarle su cabello. Despertar a su lado era el inicio de un día que no podía ser si no un gran día, verlo hacía que mi corazón quisiera salir de mi pecho, tomarle la mano implicaba tener tiritones en todo el cuerpo y abrazarlo era sentir que nada malo podría pasar.

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@tripodi_flavia_1

Estaba claro, me había enamorado perdidamente. Había vuelto a amar y con mayor intensidad, y comprendí que la frase en mi mente era cierta. Esta relación que era lo nuevo, fue lo mejor que me pudo haber pasado, y el secreto está en nunca esperar que suceda, nunca esperar el momento, simplemente hacer lo que nos gusta, ir donde queramos, disfrutar de nuestros gustos sencillos y aprender a estar contentos estando solos, porque en algún momento y en algún lugar, sin que lo esperes, está ese complemento perfecto que llegará en el momento indicado. Nunca antes, nunca después, sólo en el momento preciso.