A pesar de que su comunidad lo admira, otros no creen que merezca vivir ahí.
Muchas veces el destino suele ser muy ingrato. Creemos que podemos dar las cosas por sentado, pero cuando nuestra libertad o futuro dependen de las decisiones de otros, esto se vuelve más complicado. Podemos realizar actos desinteresados por nuestra comunidad, la que queremos cuidar y hacer crecer. Se espera encontrar un lugar para vivir ahí, pero ¿no sería terrible que, después de tanto sacrificio, se nos negara permanecer en ella?
Un hombre, alabado como héroe por salvar las vidas de dos niños durante un fatal incendio, se enfrenta ahora a la deportación a pesar de haber formado un hogar en Withington, Manchester, Inglaterra.
Robert Chilowa, de 46 años, se dirigió rápidamente a la propiedad donde un incendio arrasaba implacable con todo a su paso. Seguía los gritos, provenientes de las llamas, de dos niños que pedían ayuda. Uno de sus hermanos ya había logrado escapar. Ellos vivían con sus abuelos, cuyas vidas ya habían sido cobradas por el fuego. Robert no lo dudó y entró en la casa, logrando salir minutos después por una ventana cargando a los pequeños.
Para los vecinos, su hazaña demostró el «verdadero espíritu de comunidad».
Más vidas se habrían perdido de no ser por su noble acción que fue apoyada por algunos vecinos. Incluso recibió felicitaciones de parte de los líderes de bomberos y las fuerzas policiales presentes en el lugar.
Sin embargo, tres semanas después del rescate, se encuentra luchando para salvar su hogar.
Todo luego de que fuera notificado de que ya no es bienvenido en el Reino Unido.
A pesar de llevar más de 15 años en el Reino Unido luego de escapar de Zimbabue en 2001, ahora podría ser deportado a su tierra natal, donde él teme por su vida.
Le han dicho que no merece asilo político, pues no hayan los motivos, y que no puede hacer uso de beneficios o conseguir otra vivienda de parte de su municipio, por lo que sólo tiene como opción el Ejército de Salvación, la Cruz Roja o alguna organización religiosa.
«Es una cachetada. Mis amigos me preguntaban cuándo me nombrarían caballero -en broma-. He hecho un buen trabajo en mi comunidad y ahora sólo me dicen que me vaya. Realmente rompió mi corazón esta situación que estoy viviendo. No he hecho nada malo, no tengo antecedentes criminales. Alguien debiese tener un buen corazón».
A pesar de que no quiere especificar sus motivos para no volver a Zimbabue para no arriesgar a su familia que aún vive en el país, deja en claro que es por la situación política. El país es violento y es gobernado por el dictador Robert Mugabe. Sus vecinos han juntado más de 3.000 firmas para que no sea expulsado, pero aún no han tenido respuesta.