El hombre pasará toda su vida en prisión.
Dicen que a veces el amor mata, pero en realidad, nunca es el amor, sino que son los hombres enfermos como Alexander Anthony Clever, de 28 años, quien finalmente, y tras dos años de juicio, fue sentenciado a cadena perpetua por el crimen de su por entonces novia, Yvette Silva, 7 años mayor que él.
El hecho ocurrió el 29 de noviembre del 2014, en la ciudad de Pomona, California. Clever y su novia habían ingresado a un motel callejero de dudosa procedencia (así lo informaron las autoridades) llamado simplemente Motel 6. Junto a ellos, iba otra pareja más cuya identidad aún se mantiene en secreto.
Luego de beber unas copas, o en realidad, luego de que Clever bebiera más de la cuenta, él y su novia entraron al baño. Al cabo de unos pocos minutos solo se oían gritos desde el lugar, por lo que tuvo que entrar la otra pareja a intentar poner orden. Pero al parecer, ya era demasiado tarde… ellos apenas abrieron la puerta, encontraron a la mujer inconsciente, y a Clever intentando estrangularla. Lo único que se podía hacer era llamar a la policía, y así lo hicieron…
Finalmente, las autoridades entraron a la habitación del motel y hallaron a la víctima en la bañera con profundas heridas de cuchillo. Su corazón y el pulmón derecho le habían sido arrebatados de su cuerpo.
La mujer, quien además era madre de un niño de 12 años, aún estaba viva cuando su pulmón fue removido.
Dos días después del hecho, Clever fue encontrado por la policía local mientras iba conduciendo su bicicleta. Entre sus pertenencias encontraron un cuchillo que tenía impregnado el ADN de la víctima, por lo que fue rápidamente puesto a disposición de la justicia.
Un detalle: Clever ya tenía varios antecedentes policiales, entre los que se contaban un asalto con un arma mortal, posesión de arma de fuego y por cargar una daga. Además de eso. el siempre estaba bajo vigilancia de la comunidad y acababa de ser puesto en libertad días antes del asesinato, por un robo con violencia.
Las pruebas eran evidentes; sin embargo, solo recién después de 2 años se han hecho oficiales, condenando así a Clever a pasar el resto de sus días en la prisión.
Para muchos habitantes de la comunidad de Pomona, Yvette era una madre muy esforzada y cariñosa que decidió permanecer toda su vida en la misma ciudad por el bien y el cuidado de su hija. En el momento de su muerte, ella estaba trabajando como técnico quirúrgico.