“Quiero ayudar a la gente a hacer algo que ellos creen que es imposible”.
El día a día de David Clark era siempre el mismo: comía grandes cantidades de comida basura por la noche y durante el día tomaba un analgésico tras otro acompañado de whisky. Era la única forma de soportar el día a día. Había comenzado su propia empresa de colchones, avaluada en ocho millones de dólares, pero esta había quebrado sin más remedio. Pesaba 145 kilos, estaba prediabético y su presión arterial estaba por los cielos.
Su vida estaba mal en todo sentido: ni siquiera estaba allí para sus hijos y una navidad no pudo envolver bien sus regalos porque estaba demasiado ebrio.
“Todas las mañanas decía que me detendría”, relató Clark a Runner’s World. “Sin embargo, un día lo dije en serio”.
Un par de días después de haber tomado esta crucial decisión, en agosto de 2005, Clark se acercó al gimnasio al que había intentado ir durante 10 años. Por alguna razón, le atraía la idea de correr. Convertirse en un corredor le parecía casi tan imposible como dejar de beber, así que se propuso lograrlo. El primer día se subió a la trotadora y después de 15 segundos tuvo que parar. Sin embargo, siguió intentándolo y comenzó a prestarle más atención a su dieta.
Tres meses después, en noviembre de 2005, Clark ya había perdido 27 kilos y decidió comprar su primer par de zapatillas. Sintió vergüenza al ir a la tienda, especialmente cuando le reveló al vendedor su deseo de convertirse en maratonista:
“Corría a 7:11 cada kilómetro. No me sentía como un corredor de verdad. Pero el vendedor me dijo, ‘hey, si sales a correr, entonces eres un corredor’”.
Eso fue todo lo que necesitaba para volver a creer en sí mismo. Se unió a un grupo de gente que se juntaba a entrenar y se inscribió para sus primeros 5K. Por primera vez en su vida sentía que pertenecía en algún lugar.
Hoy en día Clark pesa casi la mitad que antes: 73 kilos. Es dueño de su propio gimnasio, se hizo vegano y ha completado 29 ultramaratones. De hecho, la última carrera que corrió fue una de casi 170 kilómetros. Eso sí, no es que ahora sea adicto a correr, de hecho, esta carrera la diseñó para lograr que el público conociera más sobre su Proyecto Superman que busca, desde 2011, ayudar a adictos a rehabilitarse a través del deporte.
David sabe que correr lo salvó de un final desastroso y quiere ayudar a otros a encontrar la misma luz:
“Quiero ayudar a la gente a hacer algo que ellos creen que es imposible — correr 5 kilómetros, terminar una maratón, subir una montaña— quiero ayudarlos a salir del molde y encontrar una nueva vida. Correr le devolvió el equilibrio a la mía, me trajo de vuelta las cosas que casi perdí. Ahora puedo ese ese padre y esa persona que siempre quise ser”.
Si quieres conocer más sobre su proyecto, no dudes en hacer click acá.
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