Prácticamente casi la mata.
El pasado 24 de julio, y tras asistir a un par de fiestas, Demi Lovato llegó hasta su domicilio ubicado en Hollywood Hills y llamó a quien ya era habitual en los últimos meses: su “proveedor” de narcóticos. La artista de 25 años, que hace poco celebraba su sobriedad, volvía a caer en su adicción a las drogas y lo hacías gracias a la cooperación de dicho sujeto quien, según informó TMZ, se llamaría Brandon Johnson.

El individuo, que incluso fue relacionado sentimentalmente con la cantante -y luego desmentido-, fue llamado por Lovato esa madrugada para que le llevara una dosis de opiáceos. Johnson llegó hasta el lugar y le suministró OxyContin -que contiene oxicodona- mezclada con fentanilo, una poderosa droga que le quitó la vida a Prince y al rapero Lil Peep. Y, para colmo de males, Demi desconocía dicho aditivo.

Tras ver que la cantante yacía inconsciente y con signos de sobredosis, el “dealer” escapó del lugar y la dejó sola en aquel estado hasta que, por suerte, un asistente la encontró a la mañana siguiente. Actuar que se condice con los antecedentes penales que tenía el sujeto, siendo arrestado 3 veces en los últimos meses. Sí, en la misma época en que se reunía con Lovato.
En marzo del 2018, Johnson fue arrestado en North Hollywood por posesión ilegal de armas -tenía una pistola semi automática cargada-, estupefacientes, municiones y $10 mil en efectivo. Luego, cuando registraron su casa, las autoridades encontraron más de donde venía aquello, sumando artillería pesada. Por si fuera poco, en junio fue sorprendido manejando bajo la influencia del alcohol, a lo que se le agregó posesión de cocaína.