Es mejor que dejemos que los delfines se hagan cargo, al parecer.
Por años nos han convencido de que somos la especie más desarrollada del planeta, y estamos llamados a liderar a los otros seres vivos que habitan aquí. Un antropocentrismo que está fundamentado en el hecho de que somos los más “capacitados” para llevar a cabo esa tarea.
Pero hay algunos casos en donde esa premisa queda algo obsoleta.