La “sala de la ira”, llena de loza y artefactos viejos listos para saltar en pedazos, queda entre el spa y la piscina.
A pesar de que la ciencia no está del todo segura sobre sus costes y méritos, todos hemos experimentado el placer que nos da sacar la rabia que tenemos acumulado en un arrebato de violencia controlada en la que nadie salga herido. El mundo puede a veces ser un lugar frustrante, mucho más frustrante de lo que nuestros nervios están acostumbrados a soportar en su día a día. Enojarnos y tener arrebatos de ira es de lo más normal, donde está el problema es la manera y el lugar donde los dejamos correr en libertad.
Algunos astutos inversionistas han notado esto. Encontrando una oportunidad de negocios donde nosotros solo vemos un problema social, han creado distintos métodos con los que canalizar la rabia de la gente de maneras que signifiquen tanto una salida adecuada para las frustraciones, como un negocio rentable que además califique como un servicio para la comunidad.
Les presentó el hotel Sunpark y su muy exclusiva “Habitación de la ira”. Tal como suena su nombre, es una espacio donde quienes necesitan un espacio donde expresar lo que les molesta, pueden entrar y hacerlo de la manera más violenta y satisfactoria que existe. A su disposición encontrarán desde una enorme cantidad de platos, a vajilla de loza y otros utensilios cotidianos que explotarán en mil pedazos apenas caigan presa del furioso golpe de tu bat de beisbol.
Para asegurarse que los únicos que salgan dañados luego de esta experiencia sea la loza y ordenadores antiguos que ya no cumplen ninguna función en nuestro mundo digital, los encargados de la sala de la ira visten a sus visitantes con un traje protector. De esta manera se aseguran de que ninguna esquirla ni astilla pueda dañar su piel, ni tampoco que respiren algún gas tóxico o exceso de polvo una vez su sesión de violencia haya llegado a su fin.
El hotel mismo ha recopilado un par de estadísticas en torno a su muy llamativa sala: suele llamar la atención de su clientela joven, especialmente los adultos entre 18 y 38 años. Al mismo tiempo, la mayoría de los usuarios tienden a trabajar en el área de la tecnología y la informática, trabajos donde es muy probable que se vean expuestos a poca actividad física y altas cuotas de estrés.
Ubicado en el mediterráneo de Turquía, el lujoso Sunpark Hotel atrae visitas más que nada de Europa central. Dentro de ellos, los que más piden tener acceso a la habitación son los ingleses y alemanes, un dato interesante a tener cuenta en la coyuntura política que está viviendo ese continente.