A diferencia de sus padres o abuelos, para ellos cambiar de ambiente y ritmo por varias semanas no es una opción. Prefieren vacaciones breves varias veces al año.
Todos los estudios, especialistas e incluso los defensores del sentido común están de acuerdo en que el trabajo debe ser balanceado con unas muy merecidas vacaciones. Trabajar hasta que ya no nos quede aliento es algo que puede resultar tentador para llenar nuestro tiempo con una actividad que nos resulte satisfactoria; aun mejor si nuestro trabajo nos hace sentir que le estamos aportando algo a la comunidad. Pero el cuerpo y la salud mental tienen también un punto de agotamiento. Si los llevamos hasta más allá del límite, podemos arriesgar complicados quiebres psicológicos, que incluso pueden llegar a tener consecuencias físicas. Por decirlo de una manera sencilla, trabajar demasiado puede llegar a quitarte la capacidad de trabajar.
Ahora, la manera en que las vacaciones son preferidas, es una cosa por la que cada uno opta de distinta manera. Antes se optaba sin duda por vacaciones largas y continúas: lo natural era que las empresas dieron dos semanas o un poco más para que el empleado desaparezca. En esos días lo ideal era irse a una playa o un viaje más largo, algo que nos rebalse los sentidos al punto que nos cueste recordar qué era lo que hacíamos de regreso en nuestra vida cotidiana.
Hoy las cosas han cambiado bastante. Ya casi nadie opta por este tipo de vacaciones. Lo que se ha vuelto cada vez más normal, especialmente en la generación que hoy está empezando sus treinta años, los así llamados ‘millenials’. Sea por motivación personal o el trauma que les dejó la crisis financiera del 2008, esta generación ha sido descrita en más de una ocasión como una de personas adictas al trabajo. Generalmente tienen más de un empleo, los que logran balancear durmiendo poco y tomando demasiado café. Esto no es la receta para una vida saludable, pero sí les ha enseñado un par de cosas.
El mejor aprendizaje que han conseguido, es que las vacaciones es mejor aprovecharlas en tiempos cortos, pero intensos.Viajar a algún lugar remoto por un par de días es algo que les resulta mucho más atractivo que ir a un lugar conocido a descansar por semanas. La gracia de este tipo de vacación, es que pueden ser repetidas a lo largo del año. Para ellos, sus recursos van mejor invertidos en varias de estas que una sola gran salida, según una encuesta de Business Insider.
Quizás han descubierto algo clave.