Xueli Abbing, de China, hoy es rostro de la revista Vogue, quienes han sabido sacar provecho de su inusual belleza. Pero antes de ello, tuvo una ruda infancia: en su país, tener la piel así de blanca es visto como una maldición.
Sin dudas que uno de los conflicto más difíciles de resolver en cuanto a los problemas entre las distintas naciones del mundo, son las así llamadas diferencias culturales. Esto significa que no porque las cosas se hagan de una manera en un rincón del planeta, se van a hacer de la misma manera en otro. Así como también significa que si algo está bien acá, no tiene por qué estarlo bien allá, y viceversa. Es un concepto difícil de entender, pero que nos obliga a empatizar con personas que han tenido infancias en entornos muy distintos a los nuestros.

El caso de Xueli Abbing, una joven model internacional, nos puede servir para aprender mucho sobre ello.

A pesar de que hoy vive en los Países Bajos, Xueli nació en China. El problema de esto quedó claro desde el primer momento, dado que la niña presentó uno de los desórdenes genéticos más llamativos del mundo: el albinismo.

Puede que en occidente esto no sea considerado algo más que una molestia para quienes deben soportar el calor del verano con tan poca protección natural. Pero para la pequeña Xueli, significó algo terrible: en China, el albinismo es visto como una señal de maldición.

Esto le significó que sus padres la dieran en adopción poco tiempo después de nacer.

Pasando sus primeros momentos de vida alejada de sus padres, Xueli no esperaba demasiado de la vida. Por suerte fue adoptada por una familia holandesa, quienes se la llevaron a vivir con ellos a un país donde su condición no fuera un problema.

En una entrevista con la BBC, contó cómo fue ir entendiendo su historia y aceptando su condición:
“En la época en que yo nací en China, el gobierno aplicaba la política de un solo niño por familia. Uno era completamente desafortunado si tenía un niño con albinismo. Algunos, como yo, eran abandonados, otros encerrados o, si los mandaban a la escuela, les teñían el pelo de negro”
–Xueli Abbing para la BBC–
La experiencia que le cambió la vida fue participar de una campaña de modas para una amiga de la familia. Se tituló “imperfecciones perfectas” y fue el debut profesional de Xueli.

Desde ese momento, su carrera no ha hecho más que ascender. Hoy es una de las modelos de la revista Vogue, un honor del que no muchas mujeres con las ambiciones de Xueli pueden jactarse. Es una historia de superación que nos dice mucho sobre los prejuicios de los padres de la niña: mientras que ellos no quisiera saber nada sobre ella y su apariencia, personas que se dedican profesionalmente a la belleza no han hecho más que celebrarla.