Armando Garza desde el primer minuto se hizo cargo de Ayden, el hijo de 10 años de su pareja, generándose rápidamente un fuerte lazo de cariño y paternidad, que tuvo su premio cuando hace poco pasó a ser oficialmente su padre.
Cuando el estadounidense Armando Garza conoció a Melissa, la mamá de Ayden, nunca pensó que se terminaría encariñando tanto con su hijo de hoy 10 años. Todo fue muy rápido. Y a medida que se iba enamorando más de su pareja, también cada vez se ganaba más el afecto y adquiría más responsabilidades con su pequeño.
De hecho, llegó un minuto en el que prácticamente se había hecho responsable de ser la figura paterna de Ayden, un niño del que cuidó desde que tenía tan solo 10 meses. Y fue cuestión de tiempo para que se hiciera muy presente el deseo de convertirse en su papá oficialmente.
“Mi esposo ha estado en la vida de Ayden desde que tenía 10 meses. Esperamos y esperamos, pero parecía que nunca iba a suceder. Soñaron con ese día durante mucho tiempo”.
– contó Melissa, pareja de Armando, a NowThis News–
En el año 2018, Armando se decidió por querer convertirse en el papá de Ayden. Un proceso lento y tedioso, que tomó más tiempo de lo que ellos esperaban. De hecho tuvo que pasar más de dos años para poder convertirse oficialmente en el papá de este ahora niño de 10 años. Siendo el día elegido nada menos que el 24 de diciembre del 2020.
En plena Víspera de Navidad. Una fecha precisa y que coincidentemente le venía muy bien a lo que recibiría Armando ese día. Porque cuando abrió el regalo navideño que le dio Ayden, no solo vio fotos de los dos y un lindo mensaje, sino que también, y lo más importante, su certificado de adopción.
“Para mi segundo papá: no me diste el regalo de la vida, pero estoy seguro de que lo hiciste mucho mejor (…) Nuestro vínculo es eterno. Gracias por ser el padre que nunca tuve”.
– decía la carta que le escribió Ayden a Armando–
Un momento esperado por toda la familia de Ayden y Melissa, debido a que ellos más que nadie eran testigos del cariño y de los cuidados que Armando le habría brindado a este niño de 10 años durante toda su vida. Él más que nadie merecía ser llamado “su papá”.