“Fue como estar en tu propio funeral”, señaló Andy Wilson a The Sun tras pasar por aquel episodio.
Desde que tenía 12 años, Andy Wilson sufría de dolores en su espalda y tuvo que hacerle visita a varios quiroprácticos para tratarse. Sin embargo la terapia se iba volviendo más costosa con el pasar de los años, por lo que decidió dejarla y aplicar los métodos por sí mismo en su casa de Lismore (Australia) cuando se convirtió en adulto.
Así que comenzó a tronar su cuello al menos dos veces al día por 31 años, hasta que algo grave sucedió.
Fue un 5 de marzo que el hombre sintió que algo no andaba bien con su cuerpo y salud. “Mis extremidades no se sentían normales, tomé mi mano y comenzó a ondear por sí sola”, contó a The Sun, agregando que también tuvo vómitos y sintió presión en su cabeza junto con la falta de coordinación y problemas a la vista.
“Estaba extremadamente desorientado y con náuseas. No sentí miedo, pero fue abrumador”, comentó al medio británico, por lo que llamó a una ambulancia.
Al inicio los paramédicos creyeron que se encontraba ebrio o drogado, pero en cuanto llegaron al hospital los doctores revisaron a Andy y se dieron cuenta de que era asunto serio: estaba sufriendo un derrame cerebral.
Así que Andy tuvo que pasar dos días en cuidados intensivos hasta que comenzó a recuperarse, y le mencionó a los médicos sobre su hábito de tronar el cuello, por lo que le sugirieron que dejara de hacerlo. “La combinación de los ajustes del cuello y mi lesión en la espalda causó una acumulación de calcio en mi columna”, dijo a The Sun.
“Esto provocó que mi arteria derecha se cortara, lo que resultó en tres coágulos cerebrales y un derrame cerebral en la región occipital de mi cerebro”, agregó.