Por Alejandro Basulto
18 February, 2021

“A mí en la calle me van a ver con una remera manchada de pegamento o cemento, y con las botas. Me costó mucho establecerme en esto, siguen existiendo prejuicios lamentablemente”, confesó Ilda Lamas.

Lamentablemente, aún en países en los que se ha avanzando tanto en igualdad de género y en los derechos de las mujeres como es el caso de Argentina, todavía se pueden presenciar hechos de machismo y prejuicio social que limitan el desarrollo y la libertad de la vida de muchas de ellas. Y es que acabar con costumbres y conductas que durante décadas y siglos se han ido repitiendo constantemente, no es algo que ocurra de un momento para otro. Toma su tiempo y para eso son necesarias personas valientes como Ilda Lamas, que rompan los moldes establecidos.

Imagen de referencia | Pixabay

Ya que esta mujer de Jujuy, Argentina, ha demostrado una gran capacidad para anteponerse a los obstáculos sociales y culturales, al desempeñarse como plomera, electricista y soldadora, además de que también sabe de pintura en obra y de albañilería.

Oficios que conoció más de cerca y que le empezaron a interesar hace 15 años, cuando quiso llevar adelante la construcción de su casa, estudiando y formándose en estas materias para llevar a cabo ella misma la fabricación del que será su hogar. Así no solo lo haría a su medida y gusto, sino que también, abarataría mucho en costos. Agradeciéndole a un vecino que la motivó en su ingreso a una escuela profesional.

Ilda Lamas / Facebook

“Fue muy difícil el primer día, me paré en la puerta y eran todos hombres. Yo entré, todos se dieron la vuelta y me miraban. Me dio vergüenza y me fui, no entré ese día, fui al día siguiente y había un profesor que me preguntó a quien buscaba, le conté y me hizo pasa (…) Me costó mucho establecerme en este ambiente, muchas amas de casa me buscaban pero cuando llegaba su esposo siempre desconfiaba de mi (…) Por más que la sociedad me juzga, yo no les llevo el apunte, a mí en la calle me van a ver con una remera manchada de pegamento o cemento, y con las botas. Me costó mucho establecerme en esto, siguen existiendo prejuicios lamentablemente, me subestiman pero sigo adelante”

– dijo Ilda Lamas a Todo Jujuy

Imagen de referencia | Pixabay

Estuvo un Chubut dos años, donde tal vez más juzgada y señalada se sintió, debido a que no habían mujeres que realizaran el tipo de trabajo que hace ella, por lo que sufrió mucha oposición y prejuicio por parte de los residentes de este poblado. Sin embargo, nada de esto fue suficiente para detenerla y a pesar de los obstáculos, sigue desempeñándose como plomera, electricista y soldadora, además de perfeccionarse en otras áreas relacionadas a estas últimas.

Incluso hace unas semanas el dueño de una obra la trató mal y la ignoró, pero ella no baja los brazos y sigue mirando hacia el frente ignorando los prejuicios y limitaciones culturales del resto.

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