Bo Hooper, de 23 años, tiene que “compartir su cuerpo” con personalidades como la de un niño de 13 años, una pequeña de 5 e incluso una señora de mediana edad que tiene mal carácter. Por ello le cuesta mucho encontrar trabajo.
La joven Bo Hooper, de 23 años, es una británica, que desde lejos, podrá parecer como cualquier otra mujer de su edad. Una chica que completó sus estudios y se encuentra buscando un trabajo, mientras cuenta con el apoyo a toda prueba de su pareja. Sin embargo, ella padece de la condición conocida como Trastorno de Personalidad Múltiple, en la qjue una persona puede tener al menos dos identidades distintas que de repente se vuelven controladoras de su comportamiento y personalidad. Pero su caso es aún más extremo, debido a que ella tiene 25 estados de identidad diferentes.
Ya que esta joven británica tiene prácticamente a más de dos docenas de personas con las que “comparte su cuerpo”. Entre ellas, un ruidoso niño de 13 años, llamado Toast. También hay una mujer de mediana edad que siempre anda con mal carácter y que tiene como nombre Texas. Igualmente se encuentra la pequeña Layla, una niña de 5 años que le molesta que la vean como una mujer. Y sin olvidar a la atrevida adolescente, Tracey, quien besó una vez a un hombre por un cigarrillo, cuando Bo ni siquiera fuma.
“A todos les gusta la comida diferente, uno de ellos pidió pescado en un restaurante una vez y no me gusta el pescado (…) A Toast le gusta la ropa muy holgada y a Layla le gustan mucho las cosas rosadas y femeninas, mientras que a mí me gustan los tonos realmente terrosos y la ropa cómoda (…) Una vez estuve en un recinto ferial en un paseo que realmente te hace girar y me separé de todos y no pude recordar nada… Solo recuerdo haberme mareado después. Creo que fue la adrenalina, fue mi instinto porque sentí que podría estar en peligro”
– contó Bo Hooper, la identidad principal de ese cuerpo, a Metro.co–
Estas distintas personalidades pueden presentarse durante minutos o incluso algunas durar días. Trastorno que ella lo comenzó a notar a los 14 años, cuando Texas, una de sus identidades, empezó a molestar a sus amigos porque los odiaba. “Una de mis amigas se enfrentó a Texas y ella confesó que no debería estar en mi cuerpo. Fue realmente aterrador y me sentí como Jekyll y Hyde”, rememoró Bo. Quien a pesar de las dificultades que ha significado para ella esta situación, ha logrado avanzar en sus estudios y tener una pareja, Casey, de 22 años, a quien a veces le toca esperar que regrese su novia a su cuerpo.
“A Toast le gusta jugar y tiene una relación muy fraternal con Casey. A veces Casey entra en la habitación, me pregunta si quiero una taza de té, me llama ‘cariño’ y un niño de 13 años responde y lo llama ‘amigo’ o ‘hermano'”
– dijo Bo Hooper–