Hoy, el mundo es tuyo, créetelo.

Probablemente en la vida le prestas más atención a aquellas cosas complicadas, más que a las sencillas. Y por las sencillas me refiero a esas que están ahí, ante ti y que muchas veces dejas de observar porque prefieres mirar más alto. Porque prefieres complicarte la vida y tomar el camino con más obstáculos, porque la mente funciona así, pero no. Tú eres el que la hace funcionar así.

A veces nos pasamos demasiado tiempo mirando lo general, y no nos detenemos en los detalles. En las cosas simples. En los pequeños momentos que nos hacen sonreír y nos quitan el aliento. No nos detenemos a mirar esa sonrisa cálida que nos da alguien al comenzar el día. O en el calor de un abrazo de alguien que queremos. Preferimos complicarnos la vida aspirando a más y tratando de lograr los objetivos, en lugar de enfocarnos en aquellas cosas que podrían hacernos felices y a las que no les prestamos atención. A las cosas que no tienen precio.

Le prestamos más atención a quejarnos por lo que nos falta, en lugar de valorar y observar lo que ya tenemos, que a veces es mucho más de lo que imaginamos. Y no me digas que no es verdad, pues no hay nadie que no haya pasado más tiempo quejándose por lo que no tiene y lamentándose en lugar de notar que posee cosas mejores.

A veces nos enfocamos más en las excusas. En los “no puedo porque…”. En los “trataré”. Y olvidamos intentarlo. Olvidamos que tenemos la fuerza necesaria, pero preferimos quedarnos ahí de brazos cruzados sin hacer nada, porque tenemos miedo. A qué, no lo sé.

Dejamos de tener ganas. Dejamos de valorar las cosas. Dejamos de creer en nuestra felicidad y nos quedamos a medio camino siempre. Sin embargo, a veces es necesario que te des cuenta de que todo lo que quieres puede llegar a ti si luchas por ello. Si te decides a tener ganas e intentarlo. Si te decides a comerte el mundo y hacerlo tuyo, porque está ahí esperándote.

Vuelve a hacer lo que te gusta, lo que te apasiona, lo que te hace feliz. Que nadie te detenga. Vuelve a sonreírle a quienes quieres. Vuelve a abrazar a los tuyos. Vuelve a besar a esa persona, sin importar si han discutido, hoy el mundo es tuyo y es tiempo de que lo sepas y tomes la rienda en tus manos para encontrar tu felicidad.

Vuelve a desempolvar esos libros, ese pasatiempo olvidado. Vuelve a reunirte con tus amigos. A comer tu comida favorita. A recorrer los lugares que dejaste de frecuentar porque te quedaste en casa. Vuelve a ser tú mismo. Vuelve a sonreír.

Vuelve a creer en que la vida se hizo para vivirla. Para disfrutarla. Para llenarte de esas cosas que no tienen precio y que están donde menos te lo esperabas.

Dentro de ti.

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