Por Ignacia Godoy
8 September, 2025

Ninguno de ellos le dijo la verdad.

Estaba nervioso. Se iba a casar en menos de una semana y hoy sería la noche en la que despediría su soltería para siempre. No tenía pena, sino que temía por otra cosa mucho peor: sus amigos. Siempre le habían jugado malas pasadas en otras oportunidades y creía que esta vez no sería la excepción.

Cuando lo llevaron vendado al lugar, podía escuchar cómo le latía el corazón si es que aparecía alguna mujer desnuda o lo obligaban a otra cosa. Su mujer no estaría nada contenta. Pero una vez que le destaparon los ojos, no vio nada más que un lujoso yate. Era grandioso y estaba lleno de alcohol para que ellos disfrutaran.

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Los chicos ambientaron todo para que pareciera un barco pirata. Le dieron un sombrero, le pusieron una barba y le pasaron un parche para su ojo. Era un look gracioso y los vasos que iban y venían lo alegraron. Tanto que la picazón de la barba comenzaba a pasar desapercibida.

Sus nervios habían desaparecido y ya se veía llegando a su casa a abrazar a su mujer para contarle lo bien que lo había pasado. Era una noche perfecta. Decidieron ir a meterse todos al jacuzzi para seguir festejando.

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El trato era hacerlo desnudos. Todos sus amigos se quitaron la ropa y se metieron al agua. Pero algo raro estaba ocurriendo. ¡Ninguno de ellos tenía, no había nada ahí abajo! Su vellos púbicos habían desaparecido. 

No se demoró ni dos segundos en darse cuenta de que le habían jugado la peor de las pasadas. Se quitó inmediatamente la barba y la tiró para luego comenzar a vomitar sin parar, mientras escuchaba las risas de sus amigos detrás.

Esta historia ha comenzado a dar vueltas en los círculos sociales. Si no habías tenido la suerte de escucharla... lo siento, te acabo de arruinar la vida.

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