El baño de la #3 parece un zoológico. Así no se puede hacer tranquilo.
No hay lugar como el hogar. En específico, el baño. Un cuarto sagrado que ve las cosas más horripilantes y mal olientes pasar, y por eso uno le agarra confianza. Pero siempre está el inconveniente de que el estómago se ponga a obrar en el momento incorrecto.
Ahí no hay nada más que traicionar el WC propio por uno público. Si bien hay algunos que se cohiben cuando están con más gente para hacer algo tan privado, hay quienes les da igual, pero lo cierto es que estos lugares siempre guardan sorpresas que hacen la estadía una anécdota.