Llevaba 20 años viviendo en el soleado estado al sur de Estados Unidos, pero aún así nunca había ido a las aguas del Golfo.
En los cumpleaños, uno siempre quiere realizar algo nuevo e inolvidable. O recibir un regalo inesperado que deje una huella eterna. Sin falta, es un día en el que las esperanzas están puestas para que provoque un cambio que marque y mejore el rumbo de nuestras vidas. Y cuando se cumple una gran cantidad de años, como cumplir casi un siglo, no solo se busca hacer de ese día algo inolvidable, sino que también, es el momento indicado para pedir o llevar acabo los anhelos que uno nunca antes había podido realizar.
Fue en esas circunstancias en las que se encontraba el anciano Howard Fisher. Iba a cumplir 93 años y a pesar de haber estado viviendo durante 20 años en el soleado estado de Florida, nunca había podido ir a conocer las aguas del Golfo. Por lo que en su cumpleaños, decidió hacer de ese día uno inolvidable de una manera muy especial. Y para llevar su plan a cabo, necesitaba la ayuda de alguien más.
Ahí es cuando aparece su hija, Sandra Fisher, quien mostró total disposición para acompañarlo en su viaje a la isla Anna Maria, conocida por sus hermosas y tranquilas playas. Su hija vive en Alabama, pero la distancia no fue impedimento alguno para evitar que fuera al cumpleaños de su papá para ayudarlo a cumplir su gran deseo.
“¡Supongo que nunca fue a la playa porque no estaba motivado en ese momento! (…) Para cuando decidió ir, ahora tiene 93 años y necesitaba mi ayuda”
– le dijo Sandra a Fox13.
De esa manera, esta hija motivada con la idea de hacer feliz a su padre, se consiguió prestada una silla de ruedas de playa y se dirigió con Howard rumbo al mar… Y qué manera de disfrutar este anciano su primer día en la playa. Debido a que en las imágenes registradas por su hija, se le ve con una gran sonrisa, mientras al mismo tiempo se relajaba en las calmadas aguas de Anna María Island Beach. Y pensar que todo nació de una espontánea conversación.
Debido a que ella contó que él algún día le dijo: “Sandra, ¿no es irónico? He vivido aquí durante 20 años y nunca fui al océano. Ahora, creo que me gustaría, pero no puedo “.
Sandra le respondió: “Sí, puedes, papá. Me aseguraré de ello”