“Veo que la gente usa las sillas, luego, cuando envejecen, van a la basura. Entonces yo la tomo, la renuevo y los que no pueden comprar una de estas sillas allá, la toman aquí”, dijo el anciano de 60 años.
Si algo hay que tener presente en la vida es la solidaridad con otros que pueden encontrarse en una situción peor. Una mano amiga nunca será mal recibida, por lo cual no estará de más hacer un esfuerzo de solidaridad para echarle un empujón a alguien que necesita un impulso.
A veces incluso aquellos que atraviesan por un momento complicado en sus vidas se toman la molestia de ayudar a otros de la forma que mejor puedan, así sea con un pequeño grano de arena, porque de a poco es que se construyen las grandes obras.

Un caso que srive como ejemplo perfecto de ello es lo que hace ese abuelo de la localidad de Fortaleza, al norte de Brasil, el cual se ha hecho concoido por su trabajo como restaurador de sillas de ruedas, con el cual ayuda a muchos que necesitan de uno de estos artículos pero no cuentan con los recursos para adquirir uno nuevo.
Se trata de Ivo Francisco Ferreira de Souza, un jubilado de 60 años de edad, quien se caracteriza por su talento por la reparación y su buen trabajo con las manos. Pero lo que más resalta en él es su solidario corazón, por lo cual se ha dedicado a ayudar a personas con discapacidad de pocos recursos.
Según reseñó So Noticia Boa, ese aniciano utiliza sillas de ruedas inservibles las cuales transforma él mismo con donaciones y herramientas que ha recibido, para que finalmente sean utilizadas por personas que las necesitan con urgencia.
“No pide nada. Todo lo que gana de las donaciones lo usa para arreglar las sillas

y donarlas a los necesitados. Además, todavía ayuda a los animales callejeros. El señor Ivo es una persona maravillosa“, comentó a Cristina Silva, del Grupo Semeando Amor, en conversación con este medio local.
Fue una publicación de Silva en redes sociales la que hizo que el anciano ganara popular en internet y así muchas personas se enteraan de su noble trabajo, el cual lo hace sin esperar nada a cambio, ni siquiera el poco de fama que ahora recibe.
El propio abuelo ha dicho que hace esta labor por un impulso que va desde lo profundo de su corazón. “Veo que la gente usa las sillas, luego, cuando envejecen, van a la basura. Entonces yo la tomo, la renuevo y los que no pueden comprar una de estas sillas allá, la toman aquí”, dijo el anciano.
No es nada extraño tampoco que este abuelo se haya dedicado a ayudar a otros en sus años dorados, porque antes siempre que tuvo la oportunidad le brindó una mano amiga a los más necesitados, debido a que paticipó en trabajos sociales, donde también apoyó la causa de animales sin hogar.
“Puso un poste por donde vive y cada vez que un gatito o un cachorro cae en las zanjas cerca de su casa, él va allí y los salva”, afirmó Silva.
Su trabajo ha hecho que más personas se interesen en ayudarlo a que siga reparando estas sillas y así apoyando a otros con mayores necesidades.