“Nací en Burkina Faso, en este pequeño pueblo donde no había escuela. Y mi padre quería que yo aprendiera a leer y escribir de manera muy sencilla porque así podría traducirle o leerle sus cartas”, confesó Diébédo Francis Kéré, de Burkina Faso, quien ganó el premio de mayor prestigio en esta área.
Quienes hacen cosas grandes deben ser reconocidos. Sin embargo, no todos tienen las mismas oportunidades ni los mimos privilegios, por lo cual algunos tienen que luchar contra una mayor adversidad para alcanzar el triunfo en sus distintas profesiones.
Un caso de superar las barreras a pesar de tantos obstáculos es el de Diébédo Francis Kéré, un arquitecto originario de Burkina Faso, país ubicado al occidente de África, que no ofrece grandes opciones para aquellos que quieran formarse profesionalmente, pero aún así surgen caso inspiradores como el de Diébédo.
Recientemente, a sus 56 años de edad, fue galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura en 2022, otorgado por la fundación estadounidense Hyatt. Conocido como el Nobel de Arquitectura, es el reconocimiento de mayor prestigio internacional en esta área. Además, Diébédo es la primera persona de piel negra en ganar el premio.
“¿Pueden imaginarlo? Nací en Burkina Faso, en este pequeño pueblo donde no había escuela. Y mi padre quería que yo aprendiera a leer y escribir de manera muy sencilla porque así podría traducirle o leerle sus cartas”, dijo con una gran sonrisa Diébédo al recibir el galardón, según reseñó la Radio Pública Nacional de Estados Unidos.
De acuerdo a la opinión pública en el mundo de la arquitectura, Diébédo no era el favorito a llevarse el premio, sino el conocido arquitecto Sir David Adjaye, quien diseñó Centro Nobel de la Paz en Oslo, Noruega, y el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana en Washington D.C.
El trabajo de Diébédo ha estado más enfocado en obras realizadas en África, por lo cual sus edificios son menos conocidos. De hecho, es conocido por construir escuelas primarias y una clínica de atención médica. Esto también hizo que fuera una gran sorpresa para él cuando lo anunciaron como ganador.
“Francis Kéré es una arquitectura pionera, sostenible para la tierra y sus habitantes, en tierras de extrema escasez. Es a la vez arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo a veces olvidada“, dijo el presidente del comité, Tom Pritzker, en un comunicado.
“A través de edificios que demuestran belleza, modestia, audacia e invención, y por la integridad de su arquitectura y gesto. Kéré defiende con gracia la misión de este premio”, agregó.
Este arquitecto inspiró su estilo de trabajo en su propia experiencia de tener que ir a una escuela con 100 niños, en una región sumamente calurosa.
“Te sentabas y hace mucho calor adentro. Y no había luz, mientras afuera, la luz del sol era abundante y en mi cabeza, creo, un día creció la idea que como adulto, debería hacerlo mejor. Estaba pensando en el espacio, en la habitación, en cómo puedo sentirme mejor”, explicó.