“No podría vivir en un mundo sin mi hija”.
La hija de Amber Travaglio, Melody, tenía ocho años de edad cuando producto de un repentino ataque de asma dejó de respirar. Amber, quien es enfermera de profesión, comenzó a reanimarla, pero el aire no entraba a sus pulmones. La pequeña Melody murió en su casa en Ohio.
A 700 millas de Amber y su hija Melody, la pequeña Peyton Richardson, quien ahora tiene 5 años de edad, luchaba por su vida, producto de una infección que la tenía conectada a máquinas para que su corazón siguiera bombeando. Cuando Ashlyn, la madre de Peyton, recibió la noticia: “hay un corazón 100% compatible, listo para ser transplantado”, no pudo evitar llorar… no sólo de felicidad, sino que también de angustia por pensar en esa familia que había perdido a su hija.
Peyton tenía sólo un 3% de posibilidades de vivir y el corazón de Melody estaba justo a la distancia límite que el órgano podía aguantar para ser trasladado. A pesar de todas las contraindicaciones, la operación fue un éxito.
Más de un año y medio después, Amber por fin voló hasta Atlanta para conocer a la pequeña que ahora lleva el corazón de su hija. Cuando las puertas de la casa se abrieron Ashlyn y Amber se unieron en un fuerte y conmovedor abrazo. Sus cuerpos estaban tan apretados el uno al otro y sus corazones tan acelerados de la emoción, que los micrófonos pudieron captar como latían ambos al mismo compás.
Cuando Peyton llegó a la escena, Amber sólo pudo decir entre lágrimas: “crecí ese corazón dentro de mí”. Una escena realmente conmovedora.
En Facebook Amber compartió: “Mi objetivo es mantener vivo el legado y la memoria de Melody. No puedo vivir en un mundo sin ella, así que todos los que la amamos deben compartir sus historias, sus recuerdos y los buenos tiempos para que continúe”.