Volvió a jugar golf e incluso hizo paracaidismo. Celebró regresar al trabajo y espera formar una familia.
En junio de 2016, Cameron Underwood sufrió una herida de bala autoinfligida que dañó gravemente su rostro y casi termina con su vida. El joven, de ahora 26 años, perdió la mayor parte de la mandíbula inferior, los dientes y nariz. Su función de vista, habla y boca, quedaron significativamente deterioradas. A pesar de aquello, logró sobrevivir.
Pero solo 18 meses después, Cameron se convirtió en el segundo receptor de trasplante facial de Langone Health de la Universidad de Nueva York y uno de los aproximadamente 40 en todo el mundo, un viaje que, según él, le dio “una segunda oportunidad en la vida”.
El hombre de California, Estados Unidos, ha vuelto a jugar golf, restaurar autos e incluso a hacer paracaidismo. “Absolutamente me siento como yo de nuevo. Cada vez que me miro en el espejo, me veo. Veo mis ojos y mi cara. Todo está creciendo en mí, por así decirlo “, contó a revista TIME.
Después que su madre vio la historia sobre el primer trasplante de cara en la Universidad se contactó con el hospital, donde inmediato aceptaron su solicitud y en pocos días comenzaron las pruebas físicas y psicológicas para Cameron. “Su vida estaba en completa pausa, completa parálisis. El objetivo era sacarlo de esa caída libre tan pronto como sea posible”, dijo Rodríguez.
Apenas seis meses después de que Cameron ingresara a la lista de espera, NYU supo que un hombre de 23 años, que murió repentinamente, podría ser compatible. Esta era la oportunidad perfecta. A los días Cameron voló a Nueva York para la cirugía.
Durante 25 horas, el equipo médico extrajo grandes porciones del cráneo y la cara de Fisher para reconstruir la mandíbula, los dientes, las encías, la boca, mejillas, nariz y los párpados inferiores de Cameron.
Rodríguez está feliz con este logro que apunta a un futuro esperanzador en la reconstrucción facial, porque consiguieron un rostro funcional completo con folículos pilosos, glándulas sudoríparas y vasos sanguíneos, en lugar de depender del tejido del donante.
Este caso es emblemático. En la Universidad de Nueva York creen que es el primer trasplante de cara en Estados Unidos cubierto por un seguro comercial, un hito que podría dar paso a que más personas accedan a esta cirugía en un futuro. De hecho el doctor Eduardo Rodríguez, parte del equipo de cuidado de Cameron, tiene la esperanza que se convierta en una “operación mundana”.
La operación de Cameron fue una de las más fluidas y tecnológicamente avanzadas, pasó solo 37 días en el hospital y se utilizó una planificación e impresión quirúrgica en 3D.
Ahora Cameron está viviendo y haciendo cosas que disfruta por completo. “Este es el mayor agradecimiento que jamás podrían dar”, dijo su doctor.