Por Camilo Morales
15 May, 2023

Desde buscar menos “dependencia” hasta “no volver a recoger calzoncillos”, las parejas han comenzado a preferir tener sus propios espacios y no convivir para deconstruir las relaciones románticas.

No todas las parejas llevan sus relaciones de la misma forma y con las mismas dinámicas. Hay algunas que tienen otro tipo de códigos y de acuerdos internos que las diferencian de las demás. Sin embargo, en la cultura popular y en la sociedad hay algunos moldes preestablecidos que tienden a repertirse. Uno de esos patrones es convivir juntos.

Cuando una pareja lleva una relación de muchos años es normal pensar en que pueden dar el siguiente paso e irse a vivir en un mismo espacio. Ahí es cuando se pone a prueba la convivencia y la dinámica entre ambos.

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Pero recientemente se han conocido casos que van hacia el lado contrario. Hace poco se publicó un reportaje en El País que muestra las historias de parejas que no quisieron ir a la par con esos moldes y decidieron vivir en casas separadas.

Uno de los casos que se muestran en el artículo es el de Ana Llopis y Juan Carlos Gómez, originarios de Granada, España, quienes a pesar de llevar 3 años en su relación nunca han vivido juntos. Y tampoco piensan hacerlo.

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Para Ana hay que “ver las relaciones de otra forma” y que estén estructuradas por “menos dependencia, más libertad y más igualdad“. Esta forma de relación es aceptada por ambos, quienes se sienten muy cómodos viviendo así.

Ambos viven a casi 20 minutos de distancia y se ven durante los fines de semana. Aunque parezca difícil para algunas personas, y hasta impensado, lo han logrado con éxito.

Mónica Torres

Otro de los casos expuestos es el de Carmen, una mujer de 70 años que quedó viuda y nunca pensó que volvería a tener novio. Se enamoró de Hilario, pero en vez de irse a vivir juntos ella decidió quedarse en su casa. “Tú en tu casa y yo en la mía. No voy a volver yo a recoger calzoncillos“, recuerda que le dijo a su actual pareja.

Lo cuento porque no pensé que me iba a ver diciendo que cuando murió mi marido y pasé unos años sola, me di cuenta de que había sido una esclava toda mi vida. Muchísimo amor, siempre, pero esclava. Y mira qué bien estoy ahora. Cada uno en su casita. Enamorada, pero no esclava“, aseguró.

Fermín Rodríguez

Para ella lo esencial es tener un espacio propio y “desaprender lo que era estar con alguien“.

Según El País, en España se realizó una contabilización de este tipo de parejas. Un estudio mostraba que en 2018 existía un 7,2% de relaciones que se enmarcaban en el estilo de vida de no convivir juntos, cuyas razones variaban entre cuestiones laborales, educativas o relacionadas con padres e hijos.

Aunque son casos que podrían ser extraños para la mayoría de las personas, lo importante es tener presente que lo esencial está en que no existen reglas para amarse los unos a los otros.

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