Por Valentina Miranda
3 November, 2022

En el 2012, Marcela Casal Sánchez cuidó a Santiago junto al equipo médico luego de que sus padres biológicos no lo aceptaran, desde entonces su amor hacia él fue creciendo y postuló para convertirse en su madre. “No estoy arrepentida en absolutamente nada de haberlo elegido a él”, dijo a Infobae.

Lo que parecía ser un día más de trabajo y ayuda, terminó siendo uno que marcó la vida de Marcela Casal Sánchez, una enfermera de 48 años que ejerce en el Sanatorio Mater Dei en Buenos Aires (Argentina), durante el 2012.

En aquel año, Marcela cuidaba de un recién nacido que había sido rechazado por sus padres por tener síndrome de Down. Aunque nunca los vio, supo que ellos habían pedido que retiraran la cuna de la habitación de la madre y que devolvieron el certificado de nacimiento al hospital, e incluso le dijeron a sus familiares que el pequeño había fallecido.

Marcela Casal Sánchez/ Infobae

Marcela y sus compañeras de servicio estaban muy angustiadas por la situación porque nunca habían visto algo así, pensaban que era cuestión de tiempo, pero los padres estaban seguros en no aceptar a su hijo y decidieron seguir como si nada hubiera pasado.

Mientras los abogados del sanatorio y de un juzgado trabajaban en el asunto, el bebé pasó a estar en terapia para ser más observado, donde también recibió alimento, cuidados, atención y mucho amor.

Marcela Casal Sánchez/ Infobae

En ese tiempo estuvo en brazos de todos. Nosotros lo traíamos de la terapia. Lo sacábamos. Lo poníamos en la cuna, en el huevito, se la pasó de brazo en brazo, como yo digo, con todas las tías. También venían de otros servicios a verlo, contó Marcela a Infobae.

A medida que pasaba el tiempo, Marcela esperaba que algún familiar fuera por el bebé pero nunca pasó. Además el pequeño tuvo un cambio de nombre, pasó de ser Franco a Santiago “porque ‘la señora’ había dicho que Franco era el nombre de un niño sano y teníamos que ponerle Santiago”, dijo la enfermera al medio. Algo que le dolió oír.

Marcela Casal Sánchez/ Infobae

Semanas después, Santiago había sido enviado con una familia de tránsito hasta que pudieran darlo en adopción y fue cuando Marcela decidió hacer todos los trámites necesarios para anotarse en una lista y ser seleccionada, aunque no le desanimaba que hubieran más postulantes.

Finalmente la jueza María del Carmen Bacigalupo de Girard la citó junto a su pareja y les dio la buena noticia de que serían los padres de Santiago. “Y nos largamos a llorar. Lloraba la jueza, lloraban los asistentes, fue muy muy emotivo”, dijo Marcela al medio.

Marcela Casal Sánchez/ Infobae

Marcela ya no tenía que preocuparse del destino de Santiago porque sabía que todo iba a marchar bien. Y aunque con el tiempo su pareja de entonces decidió tomar otro camino, ella se siente feliz de tener a su hijo y a toda la familia del sanatorio que estuvo cuando el niño los necesitaba más que nunca.

Ahora con 10 años, Santiago es un niño que ha crecido feliz y agradecido de estar rodeados de seres que lo aman y aceptan.  por sobre todas las cosas. Él es todo para mí y para mis padres. Es un niño fuera de serie, muy cariñoso y sumamente sociable. Ama la naturaleza y le encantan sus mascotas: tiene perros y gatos”, comentó Marcela a Infobae.

Un gran ejemplo de amor de madre.

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