“La persona que encuentre esta botella que devuelva este papel a George Morrow, Cheboygan, Michigan, y que le diga dónde la encontró”, decía la botella. Al final, la botella volvió a George, pero a manos de su hija y casi un siglo después.
Los mensajes en botellas son un método de comunicación que se utilizó antiguamente, en donde una pequeña carta se introducía en una botella y se lanzaba al mar, para que otra persona la pudiera recoger y así ser receptora de algún mensaje.
Estas botellas, al ser de vidrio, podrían estar por años flotando en los mares, por lo que una persona podría encontrarse con estas cartas décadas después de haber sido lanzadas al océano.

Eso fue lo que ocurrió en Michigan, según información de CNN, en donde la capitana de una pequeña embarcación, Jennifer Dowker, encontró uno de estos mensajes en botella mientras realizaba una expedición para descubrir naufragios en las costas de Estados Unidos.
Pero grande fue la sorpresa de Jennifer al darse cuenta que el mensaje que estaba dentro de la botella era del año 1926. “Al principio pensé que era solo una botella vacía y luego la recogí, cuando todavía estaba bajo el agua, ahí pude leer la palabra ‘esta’ en el papel“, contó la mujer.

Al darse cuenta que se trataba de una carta llevó la botella a la cubierta del barco y procedió a destaparla con cuidado. Según contó la capitana, la botella tenía un poco de agua dentro y parte de su corcho estaba destruido.
Sacó el papel con una herramienta especial y se dio cuenta que estaba un poco roto. Sin embargo, podía leerse: “La persona que encuentre esta botella que devuelva este papel a George Morrow, Cheboygan, Michigan, y que le diga dónde la encontró“.

Tras encontrar la carta, Jennifer se decidió a encontrar alguna persona que tuviera que ver con el desconocido que escribió el mensaje. Luego de contar la historia y subir las fotos a su Facebook tuvo una grata sorpresa: una de las hijas de George Morrow, Michele Primeau.
Según contó la capitana, la hija se le acercó para decirle que la letra de la carta era idéntica a la de su padre, George Morrow, por lo que él parecía ser el propietario del mensaje. Además, para esos años George tenía unos 17 o 18 años.

Michele no sabe por qué habrá lanzado ese mensaje al río su padre, pero dijo que “es como algo que él hubiera hecho“. También agregó que era algo que su padre solía hacer y que lo había visto tirando botellas a los ríos cuando ella era pequeña.
Tras el hallazgo decidió enmarcar el mensaje y lo adjuntará con una foto de su padre cuando era joven. Al final, la botella volvió a George, pero a manos de su hija y casi un siglo después.