“Todos nos sentimos en paz de que mi papá pudiera vernos. La boda fue increíble. Fue absolutamente perfecto. Hubiera preferido que él estuviera allí. Pero, dadas las circunstancias, fue absolutamente hermoso”, dijo Janae Hauger, quien visitó a su padre horas antes de casarse.
Las familias son para estar en los buenos momentos y en los malos, sobre todo en estos últimos porque es cuando más apoyo se necesita de las personas que se aman. Hay situaciones las cuales son sumamente difícil superar solos, por lo tanto es de gran relevancia contar con el espaldarazo de un ser querido cuando el camino se ponga cuesta arriba.
Así era el caso de Steve Price, quien a sus 59 años de edad enfermó gravemente a solo días de celebrar la boda de su hija, Janae Hauger. Ambos siempre habían soñado con compartir este momento, pero el destino les hizo una mala jugada y fue imposible que el papá se trasladara hasta el evento.
“Compartimos un vínculo increíble y siempre soñamos con el día en que pudiera acompañarme por el pasillo y compartir un baile de padre e hija conmigo. Cuando nos dijeron que no podía asistir a la boda y acompañarme al altar, supe que al menos tenía que bailar con él”, comentó Hauger en conversación con People.
La chica de de Richwood, Ohio, Estados Unidos, pensó que sería terrible si su padre no podía estar en la ceremonia, por lo cual se ingenió un plan para que, de alguna forma, se sintiera su presencia.
“Fue realmente difícil para mí aceptar el hecho de que él no estaría allí. Le dolió mucho. Hubo muchas lágrimas entre los dos. Ha hecho todo lo posible por mantenerse fuerte para mí. Seguía diciéndome, ‘Necesito mejorar y te vas a casar pase lo que pase'”, relató Hauger.
Sin embargo, la joven ingenió un plan y sorprendió a su padre en el hospital, cuando fue vestida de novia el día del matrimonio, para que les realizaran una sesión fotográfica. “No iba a dejar que no me viera. De alguna manera iba a llegar al hospital sin ninguna duda”, recordó.
Con la ayuda de las enfermeras y su familia, el padre y la novia pudieron tener un momento íntimo antes de que se celebrara la boda. Incluso tuvieron tiempo para bailar antes de que ella se marchara.
“Lloró a gritos. No dejaba de decirnos lo hermosas que nos veíamos. Estaba tan feliz de que estuviéramos allí. Estaba emocionado y bendecido porque nos tomamos ese tiempo de nuestro día para ir a verlo”, expresó Hauger.
