Giulia Guidotti tenía 100 años y falleció en una hospital de su natal Italia. Ella junto a su familia es recordada por sus generosos actos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando incluso arriesgaron su vida.
Los héroes merecen ser recordados y reconocidos por siempre. Aún más aquellos que arriesgaron su propia vida para salvar la de otros, tal como lo hizo Giulia Guidotti, una abuela italiana que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a rescatar a una familia judía. Guidotti falleció recientemente, pero su memoria seguirá viva.
Giulia se despidió físicamente el pasado jueves, 18 de febrero, en el hospital San Jacopo, en la localidad de Pistoya, al norte del país, a la edad de 100 años. No obstante, todo lo que hizo en su juventud en tiempos tan críticos como lo fue esta guerra no será olvidado con facilidad.
Eran los años (entre 1939 y 1945) en que los judíos sufrieron el despiadado exterminio promovido por la Alemania Nazi, por eso muchas familias como la de Giulia se pusieron del lado de los perseguidos y los ayudaron a esconderse, a pesar de que esto podía costarles su propia vida.
Según reseñó La Nazione, los Guidotti pusieron en resguardo a una familia judía cuando vivían en Buriano, en 1943. En un granero antiguo que había en la casa, el cual arreglaron de la mejor forma, pudieron darle protección a un padre, madre y sus dos hijas (Inge y Daisy), quienes durante un año estuvieron encerrados casi totalmente.
Esta familia luego logró escapar a América y posteriormente Inge pudo contactar a Giulia para agradecerle por toda la ayuda. Esta experiencia llevó a Giulia a convertirse en una vocera de aquellos lamentables recuerdos, pero también en la portavoz de tantos valientes como lo fue su familia.
“Los que vivían en los alrededores habían comenzado a sospechar porque a veces habían visto los vestidos de niña Daisy colgando para secarse y en ese período, cuando había quienes colaboraban con los fascistas, cada hecho inusual era conspicuo“, dijo Giulia en alguno de los encuentros que tuvo para relatar la historia, de acuerdo a su nieta Linda.
“En su vida privada, sin embargo, nunca hablaba de estas cosas con nosotros, siempre estaba alegre y bromeando y tuve suerte porque desde que era niña me sentía que tengo una abuela especial. Hemos sido muy cercanos y siempre hemos tenido una relación cercana”, contó Linda.
“Aunque estaba cerca de cumplir 101 años, siempre se mantuvo lúcida y hasta sus últimos días yo seguía siendo la nieta para abrazarla“, agregó.
Los restos de Giulia fueron velados en la iglesia de Santa Maria Assunta en Quarrata, donde tuvieron la oportunidad de no solo despedirse de esta abuela querida por su familia, sino para darle el último adiós a una heroína.