“Estamos desconsolados por la pérdida de mi esposo, padre, hermano, hijo y amigo. Él dio los mejores abrazos de oso, y creo que agarró a nuestra hija y la protegió”, contó la madre de la joven de 11 años, quien se recupera en el hospital, luego del accidente sufrido en Beaver Island, una isla en el lago Michigan.
Los padres tienen un instinto sumamente protector hacia sus hijos y eso podría incluso llegar a salvarles la vida en situaciones de mucho riesgo, como ocurrió con el caso de esta joven, quien sobrevivió a un accidente aéreo en parte gracias por la acción heroica de su papá.
Laney Perdue, de 11 años de edad, fue la única sobreviviente de un trágico accidente aéreo sufrido en Beaver Island, una isla en el lago Michigan, Estados Unidos, cuando viajaba su padre y otros tres adultos.
La joven fue abrazada por su padre cuando la aeronave se estrelló en el aeropuerto de Welke y así, gracias que usó su cuerpo como escudo humano, Laney pudo salir con vida de la delicada y riesgosa situación, según reseñó ABC News.
“Es su último recuerdo antes del accidente”, comentó Christina Perdue, madre de Laney, quien informó en un comunicado del pasado domingo, 14 de noviembre, que su hija se encontraba estable luego de ser internada en un hospital infantil de Grand Rapids.
“Estamos desconsolados por la pérdida de mi esposo, padre, hermano, hijo y amigo. Él dio los mejores abrazos de oso, y creo que agarró a nuestra hija y la protegió. Nuestras oraciones también están con nuestra comunidad isleña y las otras almas perdidas en el accidente”, añadió la madre.
Mike, el padre de Laney, era un agente inmobiliario de Gaylord, quien perdió la vida junto a los otros adultos, pareja Kate Leese (35 años) y Adam Kendall (37 años), cuando el avión estaba aterrizando en la Beaver Island, proveniente de Charlevoix, localidad a unos 51 kilómetros de distancia.
De acuerdo a la información ofrecida por Detroit News, Leese y Kendall se habían mudado recientemente a la isla con el objetivo de abrir una bodega de vinos y una sala de degustación.
“Casi inmediatamente después de que llegamos al puerto deportivo aquí, sabíamos que este era el nivel de tranquilidad que estábamos buscando. Por la noche, aquí hay un silencio casi completo. No hay contaminación lumínica. Puedes escuchar todos los autos (si uno pasa). Es el tipo de lugar que estábamos buscando como nuestro próximo lugar”, dijo en aquel momento Kendall, quien era abogado.