Por Valentina Miranda
3 February, 2022

Nadie fue a la boda de Mary y Jake Jacobs en 1948 debido al racismo que había en Gran bretaña. No tenían amigos y les cerraban las puertas en todos lados, pero superaron esas barreras con su amor.

Todas las personas viven el amor en algún momento de sus vidas. El deseo de estar con alguien por el resto de la vida, uno no correspondido, o incluso platónico.

Es un sentimiento que todos merecen vivir y que nadie se los impida, pero lamentablemente hay gente que trata de hacerlo cueste lo que cueste. Cada quien tiene un motivo diferente para separar a una pareja, pero ellos siempre encuentran muchos más para seguir juntos.

Mary y Jake Jacobs, de 81 y 86 años, vivieron algo así en la década de 1940 después de que se conocieron en una escuela técnica de Lancashire (Inglaterra). Ella estudiaba mecanografía y taquigrafía, y él recibía entrenamiento de la Fuerza Aérea, pero en cuanto se vieron iniciaron una conversación y Mary quedó flechada de Jake, quien es negro y venía de la Isla Trinidad. “Me citó a Shakespeare, lo cual me encantó”, dijo la mujer a Daily Mail.

BBC

Los dos jóvenes empezaron a salir juntos más seguido. El día en que fueron a un picnic, alguien los vio en el parque y acusó a Mary con su padre porque estaba saliendo con un negro. “Me prohibió volver a verlo”, contó Mary al medio.

Jake regresó a su país, pero siguieron comunicándose por cartas, y él le pidió matrimonio. Algo que alegraba a Mary, pero no a su papá, ya que hizo todo lo que pudo para impedirlo. “Cuando le dije a mi padre que me iba a casar con Jake, él dijo: ‘Si te casas con ese hombre, nunca volverás a poner un pie en esta casa'”, detalló la mujer a Daily Mail.

Ella no quiso renunciar a su amor, así que su padre la echó de la casa a los 19 años. Se casó con Jake en 1948, pero nadie fue a su boda debido al racismo, dado que en ese entonces no había mucha población negra en Gran Bretaña.

Archivo personal: Mary y Jake Jacobs

Así fue como los primeros años de casados se convirtieron en un “infierno”, según Mary. Nadie quería hablar con ellos, los señalaban en la calle, no querían recibirlos en ninguna casa ni departamento y tampoco tenían para comer. Incluso perdieron un hijo al momento de nacer, aunque no se debía al estrés y angustia.

Lo bueno es que después de sufrir tantas injusticias, la vida de los enamorados empezó a mejorar. Mary fue contratada como profesora y luego ascendida como subdirectora, mientras que Jake trabajó en una fábrica y después en una oficina de correos.

Lauren Joy Fleishman

De a poco comenzaron a tener amigos, pero como el racismo abundaba, Mary tenía que advertirles sobre su esposo antes de recibirlos en casa. Ella se reconcilió con su padre, pero hasta su último día rechazaba a Jake.

Han pasado toda una vida juntos y a pesar de las tormentas por las que pasaron, aprecian cada segundo. “Seguimos muy enamorados. No me arrepiento ni un instante de haberme casado con él, a pesar de todo el dolor que hemos sufrido”, dijo Mary a Daily Mail.

El amor verdadero siempre triunfa.

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