“Decirle adiós para siempre fue lo más difícil que hemos hecho. Todavía pensamos y hablamos de ella con regularidad. Todavía nos referimos a ella como nuestra hija”, dijo Sarah, quien tuvo a la pequeña solo 5 días.
Una pareja de Virginia, Estados Unidos, atravesó un momento duro luego de que los padres biológicos de su hija se arrepintieran y pidieran a la chiquilla de regreso. Sarah Howell y su esposo Chris solo pasaron 5 días con la pequeña hasta recibir una llamada que les cambiaría la vida.
Sarah y Chris sabían que querían ser padres desde hace mucho tiempo, pero después de tantos intentos se comenzaron a cuestionar si algo malo ocurría. Fue ahí cuando empezar a consultar opiniones médicas, que le darían un diagnóstico que ninguno quería escuchar.
“Fuimos arrojados al oscuro y doloroso valle de la infertilidad sin previo aviso, solo 11 meses después de nuestro matrimonio. Me diagnosticaron quirúrgicamente endometriosis y una larga lista de otras enfermedades autoinmunes. Nos dijeron que nunca podríamos tener hijos biológicos“, relató Sarah en un artículo publicado por Love what Matters.
Eso ocurrió en 2015, cuando tenía 25 años de edad y aunque quería esperar un poco más de tiempo para tener un hijo, esa noticia la torturó por un tiempo. “Durante los siguientes 3 años tuve noches en las que me senté en nuestro porche delantero mucho después de que mi esposo ya había estado durmiendo. Lloraba y sollozaba durante horas. Me preguntaba si nuestro matrimonio superaría esto”, dijo.
Esta situación la llevó a someterse a distintos tratamientos y cirugías, con la intención de tener algo de fertilidad para traer un bebé al mundo, aunque eran bajas las probabilidades. Cuando ya se habían dado por vencidos, exploraron el mundo de la adopción.
Sin embargo, cuando ya estaban postulados como pareja para el proceso de adopción, en ese tiempo, como impulsada por una corazonada, Sarah hizo una prueba casera de embarazo que le salió positiva. Lo más sorprendente es que, solo una hora después, recibió una llamada para informarle que serían padres adoptivos de un bebé que venía en camino.
“Empecé a temblar y a sollozar. Agradecí a Dios incesantemente por este milagro, y durante la siguiente hora traté de comprender cómo esto era posible cuando ya no buscábamos ayuda para la fertilidad. Entonces, mi teléfono empezó a sonar. Miré hacia abajo y vi que nuestro trabajador social de nuestra agencia de adopción estaba llamando”, contó.
“Me congelé porque esta cantidad de conmoción en una hora es demasiado para que alguien la asimile. Respondí y me dijeron que estábamos emparejados y que teníamos una hija en 3 semanas a solo una hora al norte de donde vivimos. Recuerdo haber luchado por anotar todos los detalles que se daban sobre ella. Estaba abrumada de la mejor manera. En una hora me convertí en madre de dos bebés, uno en mi vientre y otro por adopción“, añadió.
Luego de tener a la bebé en brazos y estar esperando a su hijo en la panza, recibieron esa llamada que los desconcertó. “Nuestra trabajadora social nos dijo que sus padres biológicos cambiaron de opinión y que vendría a recoger a la niña en unas horas“, recordó.
“Me derrumbé al suelo con nuestra preciosa niña en mis brazos clamando a Dios con todo mi ser en desesperación. Recé y recé para que esto fuera una pesadilla y no pudiera ser verdad. ¿No había sido ya bastante duro nuestro viaje hacia la paternidad? El dolor fue más que emocional. También fue muy doloroso físicamente”, añadió.
Legalmente los padres biológicos podían tener su hijo de regreso en un lapso de 10 días, por lo cual la niña regresó con ellos. “Decirle adiós para siempre fue lo más difícil que hemos hecho. Todavía pensamos y hablamos de ella con regularidad. Todavía nos referimos a ella como nuestra hija, porque durante una semana lo fue”, expresó Sarah.
Afortunadamente, su hijo, Noah, llegó al mundo con buena salud y luego pudieron adoptar a su segundo pequeño, Levi. Además, la pareja se convirtió en padres adoptivos temporales, por lo cual reciben niños con frecuencia y están muy felices de que sea así.