Lizzie Mullaney, de 33 años, no vivió la psicodelia en su década más famosa, pero su hogar es todo un viaje al pasado.
El fanatismo muchas veces lleva hacia los extremos, sobre todo la fascinación por la moda de algunas épocas. En Stratford, ubicado al este de Londres (Inglaterra) vive Lizzie Mullaney, una joven madre de 33 años que tiene dos hijos y una tremenda pasión por la estética de las décadas de 1960 y 1970.
Lizzie ha gastado más de 8 mil dólares en total al decorar toda su casa con muebles, adornos, y todos los objetos posibles que pertenezcan a la moda de aquellos años, esos que ella no pudo vivir, según Metro.
La psicoledelia, los patrones y colores llamativos como naranja y fucsia predominan en todas las salas de su hogar, y también en la ropa de ella y sus hijos. “Quería recrear esa vibra dentro de mi casa para que coincida con la forma en que me visto todos los días”, dijo la mujer a Metro.
Resulta que el cine le ha dado estas grandiosas ideas a Lizzie, tanto las que fueron filmadas en la época y las actuales que se contextualicen. “Estoy muy inspirada por películas antiguas como Blow-Up y aquellas basadas en la era de los ’60 y ’70 como Once Upon A Time in Hollywood, Valley of the Dolls y Boogie Nights”, explicó al mismo medio.
Aunque la cuarentena fue la oportunidad perfecta para ella en la que pudo dejar volar su imaginación haciendo un cambio importante en su hogar, transportándose así a un tiempo en el que esta situación no estaba y que no pudo vivir. “Descubrí que durante el encierro, la decoración era una excelente manera de mantener una actitud positiva, comenzaba con una habitación y progresaba desde allí”, detalló Lizzie a Metro.
Tampoco es que ella gaste tremendas cantidades en mantener su casa con este estilo floreado y retro, ya que recurre al reciclaje y personalización personal. “Realmente traté de ceñirme a un presupuesto, así que muchos muebles y accesorios son de tiendas benéficas. También reciclé muchos muebles e incluso volví a tapizar esta vieja silla que tenía”, detalló la madre al mismo medio.
En cuanto a su vestimenta, la consigue en tiendas de segunda mano para hacer su aporte al medio ambiente. “Hago todo lo posible por evitar la moda rápida, y usar ropa vintage es la forma más sostenible y ética de ser”, contó Lizzie a Metro.