“Mamá, iré al cielo y jugaré hasta que llegues”.
El niño Nolan Scully, de 4 años de edad, les había dicho a mamá y papá que tenía la nariz tapada. No parecía nada más grave que un resfriado común. Cuando lo llevaron a la clínica, los médicos descubrieron que en realidad tenía las vías respiratorias obstruidas debido a un tumor.
Pronto fue diagnosticado con rabdomiosarcoma alveolar, un cáncer que afecta a los tejidos blandos.
Esto significa que quien lo padece poco a poco se vuelve más débil para resistir a los tratamientos actuales que se utilizan para combatir la enfermedad. Eso significaba que Nolan no podría soportarlos debido a su débil condición.
Además, el cáncer no era tratable porque se había hecho resistente a todas las alternativas para combatirlo.
Después de luchar contra el cáncer, Nolan perdió la batalla. Su familia quedó destrozada y Ruth, su madre, se sentía profundamente afectada y devastada. “Dos meses desde que nos acurrucamos. Dos meses de infierno absoluto”, escribió para su hijo.
Mamá Ruth compartió en las redes sociales que el día que Nolan murió, ella se había reunido con los oncólogos y fueron muy sinceros acerca de la situación del niño. Le informaron que habían numerosos tumores que seguían creciendo y le aplastaban los bronquios y el corazón.
Entonces mamá Ruth se sentó al lado de su hijito, se acurrucaron, juntaron sus cabezas y tuvieron esta conversación:
Mamá Ruth: ¿Te duele al respirar, ¿cierto?
Nolan: Buuuuueno… sí.
Mamá Ruth: ¿Tienes mucho dolor?
Nolan: (Con la cabeza agachada) Sí.
Mamá Ruth: Este asunto del cáncer apesta. No tienes que luchar más.
Nolan: ¿No tengo que luchar más? (Con felicidad) ¡Pero lo haré por ti, mamá!
Mamá Ruth: ¡No! ¿Es eso lo que estás haciendo? ¿Luchar por mamá?
Nolan: Bueno… sí.
Mamá Ruth: Nolan Ray, ¿cuál es el trabajo de mamá?
Nolan: ¡Mantenerme a salvo! (Con una gran sonrisa)
Mamá Ruth: Cariño… Ya no puedo hacer eso aquí. La única manera en que puedo mantenerte a salvo es en el cielo (con el corazón en mil pedazos).
Nolan: ¡Entonces me iré al cielo y jugaré hasta que llegues! Vendrás, ¿verdad?
Mamá Ruth: ¡Absolutamente! No puedes deshacerte de mamá tan fácilmente.
Nolan: ¡Gracias mamá! ¡Iré a jugar con Hunter, Brylee y Henry!
Esa fue la última vez que Ruth habló con su hijo Nolan. Más tarde el pequeño le dijo a mamá “Te amo” y después colapsó. Antes de eso habían conversado acerca de cómo quería que fuera su funeral. Los últimos instantes estuvieron llenos de amor y sonrisas.