Micael Anselmo (Brasil) trabaja haciendo uñas y manos desde los 11 años, ayudando a su hermana y a sus cuatro sobrinos en casa. La pandemia los puso en serios aprietos, pero la determinación de Micael y la generosidad de algunos los ayudaron a salir adelante, a pesar de las críticas.
Micael Anselmo tiene 17 años, es oriundo de São Paulo (Brasil) y desde los 11 trabaja como manicurista para ayudar a su hermana con el sustento del hogar que comparten, además de proveer para los cuatro hijos de ella.
Claro, muchos podrían pensar que es “raro” o “poco usual” ver a un hombre con este oficio. Y Micael sabe que los prejuicios y la mala onda existen, pero no son más grandes que su pasión por la manicure.
Sin embargo, la pandemia hizo que la situación se complicara bastante en casa. Tanto Micael como su hermana —que trabaja de empleada— están sin trabajo, y les ha costado un mundo llegar a fin de mes.
El adolescente y su familia tocaron fondo. A su cesantía se sumó la mínima cantidad de alimento que les iba quedando, lo que hizo que la familia se alimentara a base de pan y agua por una semana completa.
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Por lo mismo, Micael decidió pedir ayuda y ofrecer sus servicios con modalidad a domicilio, tal como reza un mensaje de texto compartido por el portal Razoes para Acreditar:
“Hola, ¿todo bien? Mi nombre es Micael, vivo con mi hermana y mis cuatro sobrinos. Estoy pasando por una necesidad muy grande, estoy sin alimento alguno en casa (…) además no tenemos ni pañales ni leche para los niños, llevo cuatro meses sin trabajar por culpa de la pandemia. Si a usted le interesa, puedo ir a su casa y hacer de manicurista, peluquero y también puedo limpiar. Me ayuda, ¿por favor?”
Afortunadamente, la historia de Micael llegó a oídos de la gente indicada. El mismo portal Razoes para Acreditar, que se encarga de dar visibilidad a casos inspiradores y conmovedores, se encargó de organizar una colecta en línea para que Micael pueda mover su esmaltería a casa y volver a trabajar. Además, parte del dinero irá para el pago del alquiler de la casa familiar y también para cubrir necesidades básicas.
Al minuto, quedan 12 días de convocatoria y la colecta está muy cerca de llegar a su objetivo: de los 20 mil reales solicitados, se han acumulado 19.200 reales —unos 3.470 dólares—, los que Micael ha agradecido hasta el cansancio.
Este es el tipo de iniciativas a las que vale la pena contribuir. No podemos seguir permitiendo que familias numerosas, pobres y honradas sigan sufriendo de esta manera tan inhumana.