Rebekka Blue se dedicaba a ser bailarina exótica, pero encontró un negocio mejor, con una paga aún mayor en la venta de artículos personales extraños como sus algodones usados con cera de su oreja, o inclusive sus eructos en frascos.
En los tiempos de hoy en día, los jóvenes crean cualquier tipo de negocio, por más extraño que sea, con tal de ganar unos dólares al mes y poder darse sus gustos. Tal es el caso de Rebekka Blue, una chica que se convirtió prácticamente en millonaria, luego de vender objetos personales como sus uñas cortadas, sus pañuelos usados e incluso sus eructos.
Rebekka, una joven de 28 años oriunda de Carolina del Norte, Estados Unidos, hace unos años se ganaba la vida como bailarina exótica en clubes y redes sociales. A pesar de que hoy ese sigue siendo su empleo, su fuente fuerte de ingresos monetarios no viene de ahí, sino de los miles de fans que comprar los artículos personales de la mujer.
Resulta que, hace casi ya 10 años atrás, Rebekka comenzó a ofrecer cosas poco comunes de ella misma a la venta. Por ejemplo, cuando se corta las uñas de los pies, guarda los restos y los vende a algún seguidor. Incluso, vende su ropa usada y la sella al vacío en contenedores para que estas mantengan su aroma.
Una vez, un cliente le pidió a la chica, si podía enviarle sus eructos. La mujer, sin miedo al éxito, guardó sus gases dentro de un frasco hermético y lo envió al sujeto, quien quedó satisfecho con su compra.
Pero, el traspaso más extraño que alguna vez ha hecho Rebekka, fue cuando vendió un dispositivo intrauterino anticonceptivo usado. Resulta que, cuando la mujer fue al ginecólogo para cambiar su tratamiento, rescató el aparato desde la basura y automáticamente pensó en ofrecérselo a un fiel cliente.
“Tenía un cliente que compraba cosas extrañas, como mis peluches y mis bragas y algunas cosas fuera de lo común, y pensé: ‘¿Tal vez podría usar esto como trofeo?. Me ofreció cuatro ceros para tener algo que estuvo dentro de mi cuerpo durante casi cinco años”.
Rebekka Blue.
Es este el negocio, que a lo largo de los años le ha permitido a la joven bailarina ganar entre 5.000 a 20.000 dólares todos los meses. La chica no tiene problemas de dinero y puede comprarse todo lo que le apetezca, solo con objetos que ella normalmente tiraría a la basura.
La clave para la chica es no desperdiciar nada. Aunque sea solo un algodón que utilizó para limpiar sus orejas, alguien estará dispuesto a pagar miles de dolores por ello.