“Al eliminar las expectativas y los juicios sociales ligados a la desnudez, favorecemos la conexión con nuestro cuerpo y el de los demás, de una forma profunda y sin ser juzgados”, comentó Charlie Ann Max, modelo creadora de The Füde Experience.
The Füde Experience es un evento artístico que ha tomado gran notoriedad en Los Ángeles y, especialmente durante el último tiempo, en Nueva York. Esta práctica consiste en diversos talleres, meditaciones y cenas, donde el requisito principal es que los participantes estén completamente desnudos.
Todo fue creado por la reconocida modelo de talla grande, Charlie Ann Max. Esta experiencia tiene un costo de 88 dólares, aproximadamente, y para poder participar en ella se debe rellenar un formulario y esperar a que sea aprobado, aunque no es tan fácil ingresar, ya que reciben miles de solicitudes y solo 36 personas son aceptadas.
Esto demuestra el gran interés que ha generado este evento y la aparente necesidad que existe en la sociedad de buscar encuentros que sirvan para aceptar nuestros cuerpos tal y como son, sin importar su tamaño, forma o color.
Inicialmente, este evento estaba destinado únicamente a mujeres, personas no binarias y queer para: “garantizar un espacio seguro a quien pudiera sentirse incómoda al desnudarse en presencia de hombres cisgénero”, según lo que comentaron en El País.
La idea de esta curiosa iniciativa era que se “empoderara” a este selecto grupo a través de la desnudez y la aceptación del propio cuerpo. “Siento que venir aquí ha cambiado mi vida. Estoy profundamente agradecida por el enorme efecto sanador de estos eventos”, afirmó una de ellas.
Sin embargo, con el tiempo se permitió la participación de hombres cisgénero luego de que Charlie Ann entendiera lo importante que era incluir todas las identidades de género. “La libertad que da estar desnudo es también un acto de entrega y para que los participantes puedan acceder a su ser más puro, la seguridad es mi máxima prioridad”, indicó la joven.
“Al eliminar las expectativas y los juicios sociales ligados a la desnudez, favorecemos la conexión con nuestro cuerpo y el de los demás, de una forma profunda y sin ser juzgados. Personalmente, me ha costado mucho llegar a aceptarme debido a la toxicidad de la cultura del cuerpo. Estar desnuda me ayudó a sanar la dismorfia corporal. Me he hecho mucho más fuerte”, agregó.